
Figuras decisivas
Premios Populorum Progressio a los padres de la Constitución en España
Reconocen la labor de Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miquel Roca Junyent en la historia reciente de nuestro país

La Fundación Pablo VI ha entregado esta mañana los premios Populorum Progressio a los padres de la Constitución Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miquel Roca Junyent. Con ellos ha querido reconocer el papel que estas dos figuras decisivas en la historia reciente de nuestro país han tenido para la construcción de una España próspera, democrática, libre y plural.
El acto ha contado con la presencia de numerosas personalidades, como la presidenta del Consejo de Estado, Carmen Calvo; el presidente del Consejo Económico y Social, Antón Costas; el presidente de la Conferencia Episcopal Española, monseñor. Luis Argüello; el ex presidente del Senado, Juan José Laborda; el ex presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Pascual Sala; el arzobispo emérito de Madrid, cardenal Antonio María Rouco Varela; los exministros Marcelino Oreja, Rodolfo Martín Villa, María Dolores de Cospedal o Magdalena Valerio, entre otros muchos colaboradores, compañeros y amigos. Los dos padres de la Constitución han recibido el homenaje y cariño por su ejemplo y contribución a la democracia en nuestro país.

El director general de la Fundación Pablo VI y secretario del Jurado, Jesús Avezuela, ha señalado que el premio no solo recuerda la trayectoria de estas dos personalidades, sino que, además, pone sobre aviso la necesidad de estar alerta ante el surgimiento de aquellos que, ante el momento de profunda transición social y cultural que vivimos, tratan de conquistar el poder a través “de fórmulas con derivaciones perniciosas que ya han tenido, desgraciadamente, reflejo y nos recuerdan los peores momentos de nuestra historia”. En este sentido, “el ejemplo de los premiados nos recuerda también la obligación que tienen instituciones como esta Fundación de educar y formarnos en la libertad, la responsabilidad y en el ejercicio de una ciudadanía comprometida con los valores de encuentro, diálogo y consenso”.
Tras recoger el galardón de manos de monseñor Ginés García Beltrán, presidente de la Fundación Pablo VI y presidente del jurado, Miguel Herrero ha evocado el esfuerzo de los que, junto a los siete padres de la Constitución, trabajaron en esta tarea que “no fue individual sino colectiva”, recordando, muy especialmente, a Suárez, González y Carrillo, “los dirigentes de los partidos políticos que articularon fielmente la sensibilidad colectiva del pueblo español” animados por Su Majestad el Rey, don Juan Carlos I, al que, “con razón”, ha dicho, “los historiadores futuros llamarán El Grande”.
Sin el protagonismo y capacidad de entendimiento de todos ellos, -Rey y pueblo, partidos y dirigentes, junto con las fuerzas sociales del momento, desde la Iglesia a los sindicatos- Rodríguez de Miñón ha reiterado que “no habría podido entenderse el éxito de nuestra empresa”, la Constitución, que “como toda obra humana, es mejorable”, porque como toda institución es preciso criar, interpretar y aplicar, “con prudencia y astucia”.
Durante su intervención, ha expresado su profundo agradecimiento por este premio, que lleva el nombre de la Encíclica en la que Pablo VI subrayó “el valor de lo colectivo como fórmula para superar las crisis de nuestro tiempo”. En este sentido, e inspirado por este texto, ha alertado sobre aquellas inercias que intentan hacer de lo “más individual e inclusivo, algo excluyente”; o de la incapacidad de reconocer el valor que puede tener el oponente. Hoy no solo se echa en falta “el diálogo fecundo como instrumento de concordia”, sino que se ha convertido también, como ha dicho el Papa León XIV, en una “urgente necesidad de nuestros días”.
Un diálogo que para ser fecundo debe excluir toda forma de “descalificación”, de “injuria y amenaza”; y debe estar fundamentado “en el mutuo aprecio y, en último término, en una civilizadora y civilizada amistad”, recordando muy especialmente la que le une con el otro de los galardonados, Miquel Roca.

Ambos se han fundido en un entrañable y emocionado abrazo, antes de darse el relevo en el discurso, en el que Roca ha reclamado, por su parte, la necesidad, como sucedió en aquellos años de la Transición, de buscar y “aceptar e integrar, desde el respecto a la diferencia, proyectos colectivos; para que el progreso sea de todos y para todos”. “Hoy, todo cuanto estoy diciendo, a veces, demasiadas, nos suena como distante; como algo que fue posible, pero que está siendo lamentablemente sustituido por una polarización que nos bloquea, que penaliza cualquier posibilidad de construir proyectos y ambiciones colectivas. Se está más cerca de construir enemigos que de debatir sobre argumentos. Parece como si, incapaces de asumir la complejidad que nos envuelve, nos refugiemos en la simplicidad populista y esta viene siempre acompañada de una peligrosa radicalización que nos conduce fatalmente a la inquietante polarización”.
Por eso, se ha mostrado agradecido por un premio que impulsa al compromiso de seguir defendiendo “los valores que hicieron posible aquel gran acuerdo que fue la Constitución de 1978”. “Con todas las incertidumbres que acompañan nuestro presente, no puedo renunciar a considerar que lo que, en aquel momento, entre todos, fuimos capaces de construir, también, entre todos, seremos capaces de preservarlo y proyectarlo hacia el futuro”, ha concluido.
El presidente de la Fundación Pablo VI y presidente del jurado de los Premio, monseñor Ginés García Beltrán, ha sido el encargado de clausurar el acto, recordando la vigencia para el momento actual de las enseñanzas del papa Montini, cuando afirmaba que “la paz no se logra únicamente con tratados o acuerdos formales, sino cuando las estructuras de injusticia y desigualdad son reemplazadas por modelos sociales y económicos que favorecen la inclusión y el acceso equitativo a oportunidades. Es en esta tarea donde cada uno de nosotros, desde nuestras respectivas vocaciones y responsabilidades, tiene un papel que desempeñar”.
En este sentido, ha concluido, la Fundación Pablo VI, al otorgar estos premios, reafirma su compromiso con esta misión, recordándonos que los principios de diálogo y encuentro no solo pertenecen a la historia, sino que son el fundamento de un futuro más estable y justo. Sigamos promoviendo el encuentro y el diálogo, porque en ello reside la clave de nuestro futuro”.
Durante el acto, amenizado por el cuarteto musical Nonamé, los dos premiados han sido arropados no solo por colaboradores, compañeros y amigos de su extensa trayectoria profesional y vital, sino también por jóvenes, que tienen ante su futuro la oportunidad y responsabilidad de continuar este legado. A ellos se ha dirigido la presidenta del Consejo de Estado, Carmen Calvo: “buscad el diálogo y la centralidad frente a los extremos”, como hicieron aquellos a los que hoy se premia.
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