La opinión de Antonio Pelayo

"Un primer paso"

No es ingenuo optimismo afirmar que el balance de la etapa rusa ha sido más positivo que el de la escala ucraniana. Así lo valora el Vaticano, que abre ahora una etapa de reflexión.

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El sabio proverbio que afirma «a camino largo, paso corto», se ajusta perfectamente al resultado de la visita del cardenal Matteo Zuppi a la capital rusa, segunda etapa de la misión de paz que le ha encomendado Francisco. El arzobispo de Bolonia ha pasado tres días en Moscú y ha podido entrevistarse dos veces con Yuri Ushakov, asistente político de Vladímir Putin, con Maria Lvova- Belova, comisario ante el presidente de la Federación Rusa para los Derechos del Niño, y con el patriarca de Moscú y de todas las Rusias, Kirill. Zuppi ha estado siempre acompañado por el nuncio Giovanni D’Aniello y por el arzobispo católico de Moscú Paolo Pezzi.

No es ingenuo optimismo afirmar que el balance de la etapa rusa ha sido más positivo que el de la escala ucraniana. Así lo valora el Vaticano, que no renunció al viaje del purpurado a Moscú pocos días después del motín del caudillo de los mercenarios de Wagner.

El punto más positivo ha sido, sin duda, la negociación sobre el regreso a su patria de los aproximadamente 19.000 niños ucranianos deportados a Rusia, asunto que Zuppi trató con la Lvova-Belova y con el patriarca Kirill. El ministro de Asuntos Exteriores Lavrov declaró a este respecto que si sus padres las reclaman, esas criaturas volverán a sus casas y a su patria. El portavoz presidencial Dmitry Peskov, por su parte, aseguró que «si es necesario, el diálogo continuará».

En el Vaticano se abre ahora una etapa de reflexión. El cardenal Zuppi informará al Santo Padre sobre los resultados de su misión y, como afirma un comunicado de la Santa Sede, se decidirán «los ulteriores pasos que haya que darse a nivel humanitario» y que «sean en la búsqueda de recorridos por la paz».