Fukushima
Psicosis para conseguir un paquete de sal en el supermercado
El temor a una posible contaminación del agua por radionucleidos de Fukushima ha vaciado los supermercados chinos de este condimento
El reciente vertido de toneladas de aguas residuales radiactivas tratadas, procedentes de la ruinosa central nuclear japonesa de Fukushima Daiichi, ha desatado el pánico entre los millones de consumidores de sal de algunas zonas de China. El temor a una posible contaminación por radionucleidos en los productos acuáticos nipones llevó al gigante asiático a vetar todas las importaciones de marisco y productos del mar procedentes de Japón, lo que ha alimentado aún más la inquietud de los residentes, que han corrido angustiados a abastecerse.
Tras la prohibición oficial, las estanterías de los supermercados se vaciaron del condimento, y se agotó también en algunas plataformas de venta online de grandes ciudades, como Pekín y Shanghái. Una situación que inevitablemente evoca a la época de la Covid-19 y la ansiedad por no quedarse sin papel higiénico.
Las autoridades chinas se han opuesto rotundamente a la liberación de aguas de la accidentada planta nuclear, alegando que el gobierno nipón no ha demostrado que sean seguras, vetando así la importación de todos los productos acuáticos japoneses. La segunda economía mundial ha expresado otras preocupaciones, como la efectividad a largo plazo de las instalaciones de tratamiento de aguas debido a la corrosión y el envejecimiento, así como el impacto del agua tratada en el medio marino y la salud humana.
Con una capacidad de producción anual superior a los 10 millones de toneladas, China cuenta con un sólido sistema para garantizar un suministro seguro de productos salinos. Por ello, el mayor productor de sal chino instó a la población a no caer en compras de pánico. El grupo estatal National Salt Industry Group, el mayor productor de sal común del mundo, advirtió que estaba reforzando los suministros, ya que en algunas partes de China la gente se había apresurado a las compras descontroladas.
«Estamos trabajando horas extras para producir, distribuir y hacer todo lo posible para garantizar el abastecimiento del mercado», defendió el Grupo Nacional de la Industria de la Sal en un comunicado. «Por favor, compren racionalmente y no a ciegas. No entren en pánico», rogó.
La entidad afirmó que su suministro de sal es amplio y que la escasez de existencias sería temporal ya que más del 87% de la sal de mesa china procede de minas, el 10% del mar y el 3% de lagos, y que esta producción no se ha visto afectada por el incidente de Fukushima.
El máximo organismo chino de vigilancia del mercado ha asegurado que redoblará sus esfuerzos de supervisión para garantizar la seguridad de los productos acuáticos en el pais, según informó el viernes la Administración Estatal de Regulación del Mercado. Aseguran que sobre la base de la investigación y rectificación de los riesgos para la seguridad de los alimentos importados de Japón en una fase anterior, la administración desplegará departamentos locales de regulación para reforzar la supervisión de la calidad de los alimentos en todo el país.
Cumplir la ley
Entretanto, Pekín ha instado a los operadores de producción de alimentos a cumplir estrictamente las leyes y reglamentos de control, así como las disposiciones pertinentes sobre los alimentos importados, dijo el organismo encargado, añadiendo que está estrictamente prohibido que los operadores compren o utilicen productos acuáticos, incluidos los animales comestibles, originarios de Japón para procesar alimentos, hacer comidas o vender.
La administración recalcó que también reforzará el control de muestreo de las ventas en el mercado de productos acuáticos importados, y castigará estrictamente los actos ilegales pertinentes de acuerdo con la ley. El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Wang Wenbin, acusó el martes a Tokio de ser «extremadamente egoísta e irresponsable» al seguir adelante con el vertido de las citadas aguas, y añadió que el océano debe tratarse como un bien común para la humanidad «y no como una cloaca para las aguas contaminadas por la energía nuclear de Japón».
Por su parte, Tokio ha criticado a China por difundir «afirmaciones científicamente infundadas» y mantiene que el vertido es seguro, señalando que el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) también ha concluido que el impacto que tendría sobre las personas y el medio ambiente era «insignificante».
Asimismo, Pekín ha sido acusada de hipocresía y de utilizar el incidente para azuzar el sentimiento antijaponés. Los científicos han señalado que las propias centrales nucleares chinas emiten aguas residuales con niveles de tritio superiores a los encontrados en el vertido de Fukushima, y que los valores están dentro de unos límites que no se consideran perjudiciales para la salud humana.
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