Ciencia

¿Qué científico cogerá el testigo del genio?

La Cosmología aúna el talento más imaginativo. Su heredero deberá tener también cierta propulsión al escándalo.

¿Qué científico cogerá el testigo del genio?
¿Qué científico cogerá el testigo del genio?larazon

La Cosmología aúna el talento más imaginativo. Su heredero deberá tener también cierta propulsión al escándalo.

Pocas veces la muerte de un científico ocupa portadas, abre telediarios, monopoliza tertulias. Esta semana Stephen Hawking ha protagonizado una de esas ocasiones. Pero, ¿qué va a ocurrir ahora en el mundo de la Cosmología? ¿Tiene herederos intelectuales el hombre al que han denominado sucesor de Einstein y Newton?

La Cosmología es una disciplina compleja. Navega a lomos de la teoría, usa lápiz y papel en lugar de telescopios y microscopios y en muchas ocasiones sus postulados no pueden ser demostrados empíricamente. Aún así, se trata de una fértil disciplina que fascina por su capacidad de viajar con la mente a los confines del universo y que, por tanto, tiene una gran capacidad de atraer al talento más imaginativo del panorama científico.

Desde Newton hasta nuestros días, los hombres y mujeres que han pensado el cosmos han sido peculiares: una prodigiosa mezcla de científicos, filósofos y poetas, con grandes dosis de creatividad y cierta propulsión al escándalo. Algunos de los herederos de Hawking triunfan en las televisiones de sus países. Otros, son anónimos investigadores que quizás estén a punto de acercarnos un poco más al sueño de confeccionar la Teoría del Todo, sueño que no llegó a ver cumplido Stephen. Estos son algunos de los nombres que podrían recoger su testigo.

Edward Witten: El Einstein del siglo XXI

A sus 66 años, este físico y matemático estadounidense pasa por ser uno de los teóricos vivos más influyentes. Atesora los premios más prestigiosos en su categoría (fue el primer físico que obtuvo la medalla Fields, el premio Poincaré y el premio Mundial Albert Einstein) y es referencia indiscutible en áreas tan complejas como la Teoría de la Cuerdas o la Teoría Cuántica de Campos.

Edward Witten soñaba de pequeño con ser periodista, pero terminó estudiando Física. Hoy es el científico al que todos los demás físicos miran cuando no encuentran la respuesta a una pregunta. De hecho, en las encuestas que se realizan entre la comunidad de cosmólogos, siempre aparece entre los más reputados. Su labor explicando la Teoría de las Cuerdas (una tesis especulativa sobre la existencia de vibraciones entre las partículas que componen la materia y que, de comprobarse, resolvería algunas lagunas que tienen aún las teorías de la relatividad) le puede convertir en el equivalente al Einstein del siglo XXI.

Ha sido elegido como uno de los hombres más influyentes del mundo por la revista «Time» aunque carece de las dotes comunicativas y divulgativas que podrían de hacer de él una figura mediática como lo fue Stephen Hawking.

Juan Martín Maldacena: La atracción por lo desconocido

Este argentino de casi 50 años es uno de los mejores candidatos a ser el físico más famoso de la era post-Hawking. Su prestigio como investigador no está reñido con su natural capacidad para la comunicación. Llena auditorios y es reclamado por los canales de televisión allá donde va. Ha realizado importantes avances relacionados con la Teoría de Cuerdas y es de los pocos que tienen el honor de dar nombre a toda una hipótesis.

Hace más de 20 años, publicó su audaz idea: el universo puede ser entendido como un holograma que surge de la proyección cuatridimensional de un objeto de nueve o diez dimensiones. Igual que en una holografía láser se proyecta un objeto tridimensional en una superficie de dos dimensiones, el cosmos sería una representación de una realidad mucho mayor.

Con esta elegante idea logró vincular dos teorías matemáticamente irreconciliables: la de la relatividad (que explica el comportamiento de los objetos muy grandes, como estrellas y planetas) y la mecánica cuántica (que describe el comportamiento del mundo subatómico). Hoy se la conoce como «Conjetura de Maldacena» y su autor es una de las cinco o seis figuras más prestigiosas de la física actual.

Lawrence Krauss: El físico del escándalo

El profesor Lawrence Krauss vive los momentos más duros de su carrera. Acaba de ser suspendido de su cargo en la Universidad Estatal de Arizona mientras se investigan acusaciones de «conducta sexual inapropiada» vertidas por un medio de comunicación digital. Según el medio, varias mujeres afirmaban que Krauss se había dirigido a ellas de manera abusiva y había realizado comentarios sexuales indignantes. La Universidad de Arizona niega haber recibido denuncias al respecto pero ha apartado al físico de sus tareas momentáneamente.

Antes de este episodio, Krauss lo tenía todo para ser un nuevo Hawking. Es conocido por sus investigaciones sobre la interacción entre la Física de Partículas y la Cosmología, sobre la naturaleza de la materia oscura y sobre los neutrinos. Pero sobre todo es conocido por su capacidad de divulgar conceptos muy complejos a todos los públicos.

Y, también, por su beligerante ateísmo. De hecho, es conocido por haberse enfrentado en numerosas ocasiones a la Iglesia por su teoría sobre el origen del mundo y ha publicado docenas de obras y artículos explicando que el cosmos surgió de la nada. Ahora, dado su conducta inapropidad, podría calificársele como un hijo descarriado del célebre Hawking.

Alain Guth: El «Pope»

Nacido en Nueva Jersey en 1947 es ahora uno de los físicos más reverenciados por sus propios compañeros y más queridos por los medios de comunicación. Su principal aportación al mundo de la Cosmología es explicar cómo la física de partículas puede ser aplicada a los primeros momentos de formación del Universo. De hecho, estudiando los pormenores del origen del cosmos acuñó en 1978 una de las ideas más revolucionarias de la ciencia actual: la Teoría de la Inflación Cósmica.

Guth, junto a Andrei Linde (otro posible heredero de Hawking) entendieron el modo de resolver una paradoja cósmica. Las fronteras más lejanas del cosmos están separas 28.000 millones de años luz entre ellas. Pero el universo nació 14.000 millones de años. Como nada puede superar la velocidad de la luz (según Albert Einstein) no es posible que algo haya podido viajar en ese tiempo tanta distancia. Sin embargo, todo el cosmos parece conectado, simétrico. Guth propuso que durante los primeros momentos de su evolución, la radiación cósmica viajó a más que la velocidad de la luz (periodo de inflación) para luego detenerse al orden establecido por Einstein. La teoría de la inflación fue determinante para el desarrollo futuro de la Física.