
Verano
Por qué se debe poner sal sobre las brasas de la barbacoa: la recomendación de los expertos
Este ingrediente puede actuar directamente sobre el carbón encendido para optimizarla

Las barbacoas, son mucho más que un simple plato: es un auténtico ritual social. Y como todo ritual, tiene sus trucos, algunos conocidos solo por los parrilleros con experiencia. Uno de ellos es arrojar sal directamente sobre las brasas. Si bien la sal gruesa o entrefina es indispensable para realzar el sabor de la carne, en la parrilla también cumple funciones menos conocidas pero muy útiles.
La función inesperada de la sal en las brasas
Cuando pensamos en sal, lo habitual es asociarla con sazonar la carne antes o durante la cocción. Sin embargo, este ingrediente puede actuar directamente sobre el carbón encendido para optimizar el asado.
Sus principales ventajas son:
- 1. Disminuye la formación de humo excesivo: La grasa que cae sobre las brasas encendidas produce un humo espeso que, en exceso, puede impregnar la carne con un sabor amargo o demasiado intenso. Al esparcir sal sobre el carbón, esta absorbe parte de la grasa, evita que se queme en exceso y reduce notablemente la cantidad de humo.
- 2. Contribuye a mantener una temperatura estable: Para lograr una cocción uniforme, el calor debe ser constante. La sal gruesa sobre las brasas ayuda a prolongar su duración y favorece una temperatura pareja, evitando zonas que queden crudas o quemadas. Además, puede sofocar pequeñas llamas causadas por la grasa al caer sobre el fuego, ya que al cubrir el carbón limita la entrada de oxígeno, reduciendo la intensidad de la llama sin apagar completamente el calor.
Este efecto no es exclusivo de la parrilla: en la cocina hogareña, la sal también se emplea para sofocar pequeños incendios provocados por aceite caliente, ya que absorbe la grasa y corta la combustión.
Eso sí, hay que recordar que la sal no sustituye un extintor. No sirve para controlar incendios de gran magnitud y puede generar vapores peligrosos si se utiliza sobre fuegos químicos o eléctricos. En la parrilla, su uso es seguro siempre que se limite a controlar el humo y las llamaradas pequeñas.
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