Infraestructuras
Por qué no hay un puente entre España y Marruecos: con solo catorce kilómetros, podría unir África con Europa
Amén del túnel bajo el Estrecho de Gibraltar que las autoridades de ambos países planean construir, lo cierto es que tampoco existe otra infraestructura que una los dos continentes
España y Marruecos apenas están separadas por catorce kilómetros a través del Estrecho de Gibraltar. Dos países que, asimismo, marcan los límites de Europa y África, y que con tan poca distancia podrían unirse a través de un puente, que establezca a su vez un enlace vía terrestre de ambos continentes. Una infraestructura que, sin embargo, no existe a día de hoy, a pesar del proyecto actual de construcción de un túnel bajo el estrecho para unir los dos territorios.
El punto más estrecho entre ambos países tiene exactamente 14,4 kilómetros, y concretamente se encuentra entre la gaditana Tarifa y Punta Cires, en la ciudad marroquí de Tanger. Y a pesar de que gobiernos de España y Marruecos han llegado a acuerdos para llevar a cabo las obras pertinentes, lo cierto es que nunca se ha llegado a construir por razones técnicas, económicas y geopolíticas, pero también geográficas, según el Instituto de Ingeniería de España.
De este modo, muchos son los motivos, asimismo, que explican por qué los dos lados de la estrecha franja de agua nunca se han unido entre sí por una infraestructura.
Los motivos que explican por qué nunca se ha construido un puente entre España y Marruecos a través del Estrecho de Gibraltar
En primer lugar, el Estrecho de Gibraltar posee condiciones extremadamente complejas, pues cuenta con una profundidad de hasta 900 metros, además de fuertes corrientes marinas que sacuden la zona (debido a la confluencia entre las aguas del mar Mediterráneo y el océano Atlántico), suficiente para que la construcción fuera inestable. Cualquier estructura para unir España y Marruecos, de esta forma, tendría que superar desafíos sin precedentes en la ingeniería civil, y hasta requerir "más de catorce kilómetros entre pilares, algo imposible con la tecnología actual", explica el IIES en un informe.
Todo esto sumado a que se trata de una zona altamente sísmica. El estrecho es una zona donde se juntan las placas tectónicas africana y euroasiática, y esta interacción compleja causa que esta zona sea geológicamente activa y propensa a seísmos. Algunos de ellos se pueden sentir en zonas del sur peninsular o en el norte africano, como el producido en Lorca en el año 2012 o el que sacudió el Alto Atlas en 2023.
Las condiciones climatológicas, incluyendo fuertes vientos, también complicarían la construcción y mantenimiento de un hipotético puente que, a su vez, tendría que lidiar con el intenso tráfico marítimo en la zona, pues debería tener la suficiente altura como para permitir el paso de los buques más grandes y sus soportes deberían ser lo suficientemente resistentes a posibles colisiones.
Sumando todos estos factores, se aumentaría la complejidad de la construcción y por ende, el coste, lo que elevaría su realización a cifras estratosféricas, haciendo que el proyecto sea económicamente inviable hoy en día.
El proyecto que España y Marruecos mantienen: un túnel bajo el Estrecho de Gibraltar para unir Europa con África
Si bien un puente para unir España con Marruecos es una utopía, lo cierto, las autoridades españolas y marroquíes reactivaron oficialmente la iniciativa del túnel submarino bajo el Estrecho de Gibraltar para unir ambos países. Un proyecto ideado hace más de tres décadas, que estuvo paralizado durante catorce años y que se retomó en abril de 2023 por el viejo sueño de crear un nexo entre Europa y África.
El diseño contempla un túnel ferroviario exclusivo que no tendrá la opción de ser habilitado para vehículos. Su recorrido será de sesenta kilómetros, de los cuales veintiocho discurrirán bajo el mar (superará incluso al Eurotúnel que une Francia y Reino Unido con 50 kilómetros de longitud).
Los cálculos oscilan entre 15.000 y 30.000 millones de euros, aunque el proyecto continúa enfrentando desafíos notables como la actividad sísmica, las fuertes corrientes marinas y el desarrollo de la red ferroviaria marroquí. De llevarse a cabo, no estaría en funcionamiento como mínimo hasta 2040, pero creará un nuevo eje intercontinental y contribuirá a reducir tiempos y costes de transporte de mercancías o impulsar el turismo.