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Por qué las rejas curvas son más útiles de lo que parecen, un detalle que pocos conocen
Las rejas curvas nacieron en ciudades europeas del siglo XIX, sobre todo en España, Francia e Italia

Las rejas curvas en las ventanas, presentes en numerosos edificios antiguos y viviendas tradicionales, suelen percibirse como preferencias en la decoración. Sin embargo, su diseño responde a necesidades funcionales muy concretas que surgieron en entornos urbanos densos, donde la seguridad debía convivir con la ventilación y la iluminación natural.
Estas estructuras no solo mantienen su valor histórico, sino que están recuperando protagonismo en construcciones contemporáneas, impulsadas por su versatilidad y por el interés en soluciones arquitectónicas que combinan protección, estética y utilidad.
Seguridad que se integra al diseño
La principal razón de ser de las rejas curvas sigue siendo la protección.
Su característica curva hacia el exterior genera una barrera mucho más difícil de superar que una reja plana, debido a que la curvatura evita puntos de apoyo, complica el uso de herramientas para forzar barrotes y crea una distancia adicional entre la ventana y la calle o el patio.
Esta volumetría desincentiva intentos de intrusión y ofrece una capa extra de seguridad sin necesidad de reforzar la estructura de la ventana.
En edificios ubicados a nivel peatonal o en zonas urbanas de tránsito elevado, esta geometría proporciona una defensa efectiva sin renunciar la estética del frente.
Un pequeño balcón útil en espacios reducidos
La curva no solo cumple con una función protectora, también crea un espacio utilitario muy valorado, especialmente en departamentos internos o viviendas sin balcón.
Muchas familias aprovechan este volumen exterior para colocar macetas, jardineras verticales, adornos decorativos o incluso ropa liviana para secar.
La reja funciona como una extensión mínima del ambiente hacia el exterior, permitiendo incorporar vegetación y elementos cotidianos sin comprometer la seguridad ni ocupar superficie interior.
Más luz y ventilación sin renunciar al resguardo
Una de las razones por las que estas rejas se popularizaron en el siglo XIX fue su capacidad para permitir la apertura total de las puertas de la ventana sin quedar expuestos.

Gracias a la curvatura, la ventana puede abrirse completamente mientras los barrotes continúan generando una protección eficaz. Esto mejora la circulación de aire, favorece la iluminación natural y contribuye a la renovación del ambiente interior, algo especialmente útil en viviendas con poca exposición solar.
Mayor seguridad para niños y mascotas
Otra ventaja poco mencionada es el resguardo que brindan para niños y animales pequeños. Al aumentar la separación entre el marco de la ventana y el exterior, la reja reduce el riesgo de que alguien se asome en exceso o quede en una situación vulnerable.
Esta distancia adicional actúa como un amortiguador natural que multiplica la protección cuando la ventana está abierta.
Limitaciones y precauciones que conviene tener en cuenta
A pesar de sus múltiples beneficios, las rejas curvas presentan ciertos aspectos que deben considerarse.
La acumulación de agua y suciedad en la parte convexa es una de las principales causas de oxidación, por lo que se requiere un mantenimiento regular que incluya limpieza después de las lluvias y repintado periódico con pintura antióxido.
En caso de emergencia, especialmente un incendio, algunas rejas fijas pueden dificultar la evacuación. Por este motivo, en construcciones nuevas se recomiendan modelos con sistemas de apertura interna protegida, mecanismos desmontables o cerraduras de seguridad homologadas que permiten liberar la estructura desde adentro sin comprometer la protección exterior.
En varias ciudades las normativas locales regulan cuánto puede sobresalir una reja sobre la línea de fachada, especialmente cuando invade espacio público.
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