
Redes sociales
¿Qué sucede cuando hacemos clic en "me gusta" en las redes sociales?
Un acto casi automático que se realiza de manera cotidiana puede tener efectos económicos debido a la Inteligencia Artificial

El móvil es una extensión de la mano de muchas personas. Es una frase muy habitual de los padres, pero también una realidad y no solo en los más jóvenes. Cada vez se usan durante más tiempo los dispositivos electrónicos al cabo del día. Se utilizan para todo, desde el trabajo hasta el ocio. En esto último destacan por encima de todo dos grandes tipos de aplicaciones como las de mensajería instantánea, en la que reina WhatsApp, y las redes sociales, en la que hay mayor diversidad.
A required part of this site couldn’t load. This may be due to a browser
extension, network issues, or browser settings. Please check your
connection, disable any ad blockers, or try using a different browser.
X, TikTok, Instagram y Facebook son los cuatro gigantes y tienen varias cosas en común. Hay una muy destacada y que se utiliza muchas veces hasta de manera involuntaria: el botón "me gusta". Muchas veces simplemente se da un "me gusta" como un acto automático, una manera rápida de mostrar acuerdo, simpatía o interés o para interactuar con la persona con algún interes.
Sin embargo, hoy en día ese gesto mínimo no se queda únicamente ahí y se ha transformado en una señal valiosa dentro de un ecosistema digital capaz de traducir nuestro tiempo de ocio en información explotable. Más allá de como afecte a cada persona recibirlo en las redes sociales o con la intención que lo de, cada "me gusta", corazón o emoji es ahora una pieza en un mapa gigantesco que intenta describir y anticipar quiénes somos.
Un gesto privado que acaba formando un perfil público
Un gesto que nació como una herramienta para interactuar se ha transformado en la base de un complejo sistema de análisis del comportamiento. Las redes sociales ya no solo registran nuestras acciones, sino que los algoritmos de Inteligencia Artificial (IA) las procesan para crear modelos que describen con detalle quiénes somos y qué nos interesa, formando un perfil muy completo.

Apenas 300 "me gusta" en Facebook permiten predecir la personalidad de una persona con más precisión que su pareja, como demostró un estudio de 2015 de las universidades de Cambridge y Stanford demostró que analizar . Desde entonces, los avances en IA y aprendizaje profundo han multiplicado la capacidad de interpretar patrones invisibles en miles de millones de datos.
La inteligencia Artificial realiza un análisis completo
La Inteligencia Artificial no se limita a contar clics. Analiza la hora, la ubicación, la velocidad de desplazamiento o la frecuencia con que interactuamos con ciertos contenidos. Así construye un retrato emocional y predictivo de cada usuario. Este conocimiento permite a las plataformas ajustar lo que vemos en nuestros muros o recomendaciones, con el objetivo de mantenernos más tiempo conectados.
El problema ético surge cuando los algoritmos no solo reflejan nuestras preferencias, sino que empiezan a moldear nuestro comportamiento, influyendo en nuestro estado de ánimo, opiniones o incluso en la autoestima.
Cada "me gusta" tiene un valor económico
Los "me gusta" se han convertido en una moneda de cambio para la economía digital. Cada interacción es un dato que las empresas usan para segmentar publicidad y optimizar estrategias de marketing. La IA aplicada al consumo permite a los anunciantes dirigirse a cada persona en función de su estado emocional, su contexto o su historial digital.
Así surge el llamado capitalismo predictivo: un modelo económico donde la Inteligencia artificial no solo observa lo que hacemos, sino que intenta prever lo que desearemos. Si das "me gusta" a una foto nostálgica, podrías ver un anuncio de zapatillas retro; si buscas consejos sobre bienestar, pronto aparecerá una app de meditación o un curso de desarrollo personal.
Así afecta la IA a tu día a día
El "me gusta" en principio se diseñó para fomentar la conexión humana, pero ahora se ha convertido en una herramienta capaz de manipular emociones. Cuando la Inteligencia Artificial conoce tus preferencias mejor que tú, puede reforzar prejuicios o mantenerte dentro de burbujas informativas que confirman tu visión del mundo.
Los psicólogos advierten de que esta dinámica puede reducir la autonomía y la espontaneidad. Además, plantea preguntas sobre la propiedad de los datos personales: ¿quién controla la información que revela tu actividad digital? Normas como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea buscan limitar los abusos, aunque la tecnología avanza más rápido que la legislación.
El siguiente paso: la Inteligencia Artificial emocional
La próxima etapa en este proceso es la IA emocional, capaz de analizar expresiones faciales, tono de voz y señales biométricas. Combinada con los "me gusta" y la actividad en redes, podría llegar a comprender nuestro estado emocional con una precisión inquietante.
Imagina un algoritmo que detecta tristeza y te ofrece una app de citas, o que percibe estrés y te muestra un producto relajante. Según la autora Shoshana Zuboff, experta en vigilancia digital, cuando las máquinas entienden nuestros estados internos mejor que nosotros mismos, adquieren poder para moldear el futuro en función de intereses comerciales.
Cómo recuperar el control digital
Proteger la privacidad y limitar el alcance de la Inteligencia Artificial en nuestras vidas requiere consciencia y acción. Es posible ocultar los "me gusta", restringir el seguimiento de datos, revisar permisos de aplicaciones o borrar historiales. Esta opción aparece en todos los navegadores y dispositivos en configuración o ajustes. Pero la verdadera solución pasa por una educación digital responsable y por exigir transparencia en los sistemas de IA.
Entender cómo funciona la Inteligencia Artificial y cómo usa nuestros datos es el primer paso para mantener el control. Cada clic cuenta, y cada "me gusta" alimenta un modelo que aprende, predice y, en última instancia, influye.
✕
Accede a tu cuenta para comentar


