Higiene

¿Qué usaban en el pasado cuando no había papel higiénico?

Antes de que el papel higiénico llegara a nuestros baños, la humanidad recurrió a hojas, piedras, trapos e incluso a ingeniosos utensilios para mantener la higiene personal

¿Qué usaban en el pasado cuando no había papel higiénico?
¿Qué usaban en el pasado cuando no había papel higiénico?Freepik

Igual nunca te habías planteado la duda hasta que lo has leído en el título de este artículo, pero imagínate como algo que damos tan por hecho en el día a día como es el papel higiénico simplemente en algún momento del pasado no existiera. Además, no hace tanto tiempo: los rollos tal como los conocemos no se popularizaron hasta el siglo XIX y solo en el siglo XX se consolidaron como un bien básico en todo el mundo. La pregunta es inevitable: ¿cómo se las arreglaban nuestros antepasados durante milenios?

¿Qué usaban en el pasado cuando no había papel higiénico?

En la prehistoria y en las primeras comunidades agrícolas, la higiene dependía de lo que la naturaleza ponía a mano. Según estudios de antropología material publicados en el Journal of Material Culture, se recurría a hojas grandes y flexibles, musgo, hierbas secas o ramas finas. En climas fríos, la nieve era una opción práctica, mientras que en zonas costeras se usaban conchas o arena. La disponibilidad del entorno determinaba las herramientas de limpieza.

En la Grecia clásica, el método más documentado eran las llamadas pessoi, piedras pequeñas y lisas o fragmentos de cerámica que se usaban para raspar. Un hallazgo arqueológico en Atenas, descrito por la Universidad de Cambridge, muestra que incluso se escribían nombres en esos fragmentos, a veces como forma de sátira política.

La Roma antigua llevó el ingenio un paso más allá. Allí era común el tersorium, una esponja natural atada a un palo, que se guardaba en recipientes con agua salada o vinagre para mantenerla desinfectada. El tersorium era de uso compartido en las letrinas públicas, lo que, según historiadores de la salud como Richard Neudecker, pudo haber favorecido la transmisión de parásitos intestinales.

En China y Japón, desde el siglo I se utilizaban pequeños palos de bambú o madera conocidos como chü-chih, a veces envueltos en tela para mayor comodidad. Más adelante, en el siglo VI, China innovó con un material revolucionario: el papel. Al principio estaba reservado a la élite, pero crónicas de la dinastía Tang ya hablan de la producción específica de “papel higiénico” en grandes cantidades hacia el siglo XIV. Esto convierte a China en pionera en el uso del papel con fines sanitarios mucho antes de que Occidente siquiera lo imaginara.

En la Europa medieval, la higiene variaba mucho según la clase social. Las familias ricas podían permitirse trapos de lino lavables o incluso lana suave, mientras que los campesinos recurrían a hierbas, heno, paja o simplemente a lavar con agua. En monasterios, donde la limpieza era parte de la disciplina, se usaban trozos de tela reutilizables. Según recoge la historiadora Carole Rawcliffe en su obra sobre salud medieval, el contacto directo con agua seguía siendo uno de los métodos más extendidos.

El agua, un método universal

Más allá de materiales sólidos, el agua ha sido y continúa siendo una de las formas más comunes de limpieza. Desde las culturas árabes y del sur de Asia hasta la actualidad en países como India o Turquía, el uso de agua para la higiene íntima se considera no solo más limpio, sino también más saludable. El famoso bidet francés del siglo XVIII no fue sino una sofisticación europea de esa costumbre ancestral.

¿Cuándo se empezó a usar papel higiénico moderno?

El papel higiénico tal como lo entendemos hoy es una invención reciente. En 1857, el empresario estadounidense Joseph Gayetty comercializó hojas de papel tratadas con aloe, consideradas el primer producto de este tipo. Sin embargo, fueron los hermanos Scott quienes en 1890 introdujeron el papel en rollos perforados, un formato que rápidamente conquistó el mercado. En Europa no se popularizó hasta bien entrado el siglo XX, coincidiendo con la mejora del saneamiento urbano y la generalización de baños privados en las viviendas.

La historia del papel higiénico no es solo la del perfeccionamiento de un producto, sino también la de la evolución de la higiene y la intimidad. Desde piedras y ramas hasta suaves rollos perfumados, cada sociedad ha encontrado su manera de resolver una necesidad básica. Y aunque hoy damos por hecho la presencia del papel en nuestros hogares, no está de más recordar que millones de personas en el mundo aún utilizan agua u otros métodos tradicionales que han sobrevivido al paso de los siglos.