
Verano
¿Por qué en verano se duerme menos y se discute más?
El descanso de calidad sigue siendo esencial, incluso en vacaciones

Con la llegada del verano, muchas personas notan que duermen peor y que las discusiones con su entorno aumentan. Lejos de ser una simple percepción, existen razones físicas y conductuales que explican este fenómeno.
El calor: nuestro enemigo
Uno de los principales factores es el calor. Las altas temperaturas dificultan la regulación térmica del cuerpo, necesaria para conciliar el sueño. Cuando la temperatura ambiente supera los 24 °C durante la noche, el cuerpo tarda más en alcanzar las condiciones óptimas para iniciar el descanso. Esto provoca insomnio, despertares frecuentes y una reducción en la calidad del sueño profundo.
Además, en verano suelen alterarse las rutinas diarias. Las personas se acuestan más tarde, tienen horarios irregulares para comer y descansar, y aumentan las actividades sociales, muchas de ellas acompañadas de alcohol, cenas pesadas o uso prolongado de pantallas. Todo esto puede afectar al ritmo circadiano y contribuir a la privación de sueño.
La falta de descanso tiene consecuencias directas sobre el estado de ánimo. Dormir mal reduce la capacidad de autorregulación emocional y puede generar irritabilidad, impaciencia y una mayor sensibilidad ante los conflictos. Esto explica por qué en verano se registran más roces familiares, discusiones de pareja y tensión en las relaciones sociales.
Para mitigar estos efectos, se recomienda mantener una rutina de sueño regular, evitar comidas copiosas por la noche, limitar el consumo de alcohol, y mantener el dormitorio lo más fresco y oscuro posible. El descanso de calidad sigue siendo esencial, incluso en vacaciones.
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