Secretario del Pontífice
¿Quién es Edgard Iván Rimaycuna, la mano derecha del Papa León XIV?
Aunque su nombramiento como secretario no es oficial, el joven sacerdote ha aparecido ya en varias ocasiones junto al nuevo Papa en Roma y el Vaticano
El sacerdote peruano Edgard Iván Rimaycuna, de 36 años, hizo este miércoles su primera aparición pública como secretario personal del pontífice León XIV durante la audiencia a las Iglesias orientales con motivo de su Jubileo en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Aunque la noticia de su nombramiento no es oficial, el sacerdote peruano será el secretario de León XIV, como ya se vio este miércoles al sentarse a su lado durante la audiencia.
Rimaycuna ha estado al lado de Robert Prevost durante mucho tiempo en Chiclayo, en Perú, donde fue obispo, y luego se rencontraron en el Vaticano, cuando fue nombrado por Francisco en 2023 prefecto para el Dicasterio de los obispos.
En 2006, Rimaycuna, entonces aspirante a sacerdote, ingresó al Seminario Mayor Santo Toribio de Mogrovejo, en Chiclayo, y conoció a Prevost, a quien todos llamaban entonces "Padre Roberto" y quien se convirtió en su padre espiritual y quiso que trabajara con él cuando fue ordenado obispo, en la Catedral de Santa María de Chiclayo.
Ya se le había visto durante las primeras visitas del Papa León XIV fuera de los muros del Vaticano, pero no estuvo en la audiencia del lunes a los periodistas, por lo que este miércoles fue su primera aparición oficial al llegar junto a él a la audiencia, colocar bien el micrófono, pasarle los folios del discurso y sentarse a su lado.
Quienes conocían bien al cardenal Prevost aseguran que estaba muy claro que el sacerdote peruano continuaría como secretario también durante el pontificado ante el fuerte vínculo que los une.
Rimaycuna, que es originario de Chiclayo, escribía en 2023 cuando Prevost fue ordenado cardenal: "Muchas gracias, monseñor Robert Prevost, por todo, por permitirme trabajar a su lado, pero sobre todo por su amistad y confianza. Ante mi Obispo, mi Amigo. ¡Buen viaje y un fuerte abrazo! ¡Oremus ad invicem!".
Y tras ser llamado a Roma afirmaba: "Dejé Chiclayo con nostalgia, pero con el consuelo de saber que me espera un amigo con quien seguiré trabajando por el bien de la Iglesia".