Tras el volcán
Sin rastro de las viviendas prometidas por Sánchez en La Palma
18 meses después de la erupción, el realojo de 7.000 vecinos afectados sigue sin producirse
Han pasado 18 meses desde que erupcionó el volcán Tajogaite en la isla de La Palma. Sin embargo, a pesar de que el transcurso del tiempo pueda significar un avance entre la vida y la recuperación de hogares de sus habitantes, la realidad es completamente diferente. A día de hoy, La Palma continúa sin viviendas de nueva construcción para los damnificados por el volcán.
Centenares de afectados cuya vivienda fue devorada por la erupción o inhabilitada continúan hospedándose en los hoteles de la Isla, en casas contenedor oxidadas en apenas cuatro meses desde su entrega o en diminutas casas de madera esperando por una ayuda económica o una vivienda digna que parece no llegar nunca.
Las promesas del Gobierno de Pedro Sánchez aquel 19 de septiembre de 2021 en las que juró que ningún palmero se quedaría sin casa y anunció un plan para realojar a todos los vecinos que perdieron su hogar han caído en saco roto.
Resulta cómico pensar que apenas hace unas semanas el mismo presidente del Gobierno Español anunciaba la intención de promover 20.000 pisos más para alquiler social y asequible en suelos del Ministerio de Defensa como operación adicional a las anunciadas hasta ahora, que sumaban 163.000 viviendas.
El Gobierno de España y Canarias, a través del plan de reconstrucción de la isla, prometió la financiación de nuevos edificios que 18 meses después no se han levantado. Por el momento, sólo se han dispuesto para las personas afectadas por la erupción medidas temporales que empiezan a ser definitivas. Las 121 viviendas modulares preveían ser una salida a la crisis habitacional en el Valle de Aridane tras el devastador paso de Tajogaite, pero la realidad es muy diferente a lo que se les planteó.
Las llaves de estas viviendas de metal fueron entregadas el 14 de noviembre de 2022 y el 21 de diciembre de 2022 en dos lotes, pero apenas cuatro meses después ya tienen signos evidentes de oxidación, además de suciedad y daños ocasionados por las inclemencias del tiempo.
Las asociaciones de afectados por el volcán de La Palma se quejaron de la tardanza en habilitarse esta solución habitacional de emergencia, que tardó nada más y nada menos que 13 meses después de iniciada la erupción, que desde el primer momento se supo que destruiría muchas viviendas (fueron más de 1.300 hogares destruidos e inhabilitados) y que obligaría a evacuar a miles de personas una vez iniciado el proceso eruptivo.
Desde el aire, estas casas contenedor parecen más barracones que viviendas y, al carecer de zonas de sombra, en los días de sol en Los Llanos son barrios fantasmas donde no se ve a nadie en el exterior. Quienes ahora residen ahí cuentan que las viviendas fueron entregadas sin alicatar los baños, y con algunos problemas de humedades que fueron solucionados posteriormente, que se suman al inadecuado aislamiento térmico y acústico que complican la vida en ellas.
Los afectados por la erupción aseguran que no descansarán hasta que el Gobierno cumpla con lo que prometió y así, dos palmeros hermanos damnificados, Jacob Rodríguez Cruz y Adalberto Rodríguez Cruz, visitaron en Madrid al ministro de la Presidencia, Félix Bolaños. Los tres se conocieron en enero durante la última visita que el ministro hizo a la isla de La Palma, donde pudo recorrer las viviendas modulares de Los Llanos, entregadas a los vecinos que perdieron sus casas y conocer las necesidades de las personas reinstaladas.
Ambos hermanos son sólo una pequeña representación de todos los palmeros y palmeras que desde hace meses luchan incansablemente por superar los efectos de la emergencia volcánica, para lo que cuentan con el apoyo de las instituciones. Antes de la erupción del volcán, Jacob y Adalberto residían en Todoque (barrio que ahora se encuentra en su totalidad sepultado bajo las coladas del volcán), en un terreno familiar en el que vivían también su otro hermano y su madre. Cada uno en su propia vivienda. Perdieron sus casas al día siguiente de la gran erupción.
El día 20 de septiembre de 2021 por la noche ya no quedaba nada. Ahora disponen de un terreno en El Paso, heredado de su abuela, en el que están intentando conseguir permiso para construir.
La situación de la gran mayoría de los afectados que perdieron su vivienda es la de que ahora viven en el llamado «guetto de metal» (en las casas contenedor), las casas de madera, en pisos alquilados por terceros, algunos han encontrado «la suerte» de heredar un terreno familiar, pero a su vez se encuentran con las infinitas trabas de no poder construir y, en el peor de los casos, más de cien damnificados continúan alojados en el Hotel de Fuencaliente, que está situado al sur de la Isla de La Palma.
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El problema habitacional en La Palma parece ser una de las causas más preocupantes, más allá de la construcción de carreteras y recuperación del terreno perdido. La Isla contempla un gran vacío en cuanto a soluciones de vivienda desde hace muchos años que, tras el estallido del volcán, se ha visto incrementada y solapada por las necesidades urgentes.
Ahora, tras el estallido del conflicto armado entre Ucrania y Rusia, los palmeros y las palmeras están seguros de que si ya las ayudas contaban con un retraso considerable, «ahora se retrasarán más», sobre todo aquellas provenientes de Europa.
Los damnificados por el volcán empiezan a no estar seguros de vislumbrar una luz clara al final del túnel, eclipsada por un nuevo conflicto que deja al panorama palmero en un segundo plano tanto en agilidad de ayudas como en la responsabilidad social e institucional.
La isla de La Palma continúa despoblándose cada día que pasa. Las pocas viviendas en alquiler en la Isla sobrepasan unos precios de escándalo para la situación económica que atraviesan muchas familias, y la situación empeora si hablamos de esas personas damnificadas a causa del volcán.
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