La UE reduce los niveles de conservantes permitidos en estos alimentos por su riesgo para la salud

La Comisión Europea ha acordado reducir los límites para el uso de nitritos y nitratos utilizados como conservantes por la industria alimentaria para reducir la exposición de los consumidores a las nitrosaminas, algunas de las cuales son cancerígenas.

Estos aditivos, que se encuentran en el 75% de los embutidos comercializados, se emplean para alargar la vida útil del producto y para evitar el desarrollo de la bacteria Clostridium botulinum, responsable del botulismo. También se utilizan para aportar cierto color rojizo a algunos derivados cárnicos y darles sabor o para evitar que ciertos quesos se hinchen durante la fermentación.

En concreto, los nitratos y los nitritos se añaden a embutidos (chorizo, salchichón, caña de lomo o jamón), productos cárnicos esterilizados (salchichas cocidas), a preparados de carne (lomo de cerdo adobado, pincho moruno o costilla de cerdo adobada) y a algunos quesos y pescados.

En base a una rigurosa evaluación científica de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (Efsa), los nuevos límites para el uso de nitritos y nitratos han sido aprobados de forma unánime por los Estados miembro. "Al fijar nuevos límites para los aditivos nitritos y nitratos en los alimentos, cumplimos otra importante acción del Plan Europeo para Combatir el Cáncer", apuntó la comisaria europea de Salud y Seguridad Alimentaria, Stella Kyriakides.

Asimismo, Kyriakides hizo también un llamamiento a la industria alimentaria para que aplique "rápidamente" estas normas de base científica y, siempre que sea posible, las reduzca aún más para proteger la salud de los ciudadanos.

Los nuevos límites, más estrictos, tienen en cuenta la diversidad de productos y sus condiciones de fabricación en toda la UE y dan una señal clara a la industria y a los pequeños productores de que es hora de abordar los retos que plantea la presencia de nitritos y nitratos en los alimentos en toda la UE y a lo largo de toda la cadena alimentaria.

Por su lado, los responsables de empresas alimentarias dispondrán ahora de dos años para adaptarse a estos nuevos límites.