Hábitos cotidianos

Sabes que eres un español de clase media-baja si haces estas cinco cosas cuando vuelves de vacaciones

Esta clase de actos cotidianos son parte de la rutina siempre que se acerca septiembre y termina el periodo vacacional

Si reconoces estos cinco comportamientos, probablemente creciste en una familia de clase media
Sabes que eres de clase media-baja si haces estas cinco cosas cuando vuelves de vacacionesPixabay

Con la llegada de septiembre, el verano empieza a despedirse y con él también lo hacen las vacaciones de miles de españoles, especialmente de las clases medias y trabajadoras. Lejos de un regreso glamuroso, el retorno a casa suele estar marcado por una serie de rituales domésticos y financieros que evidencian el aterrizaje en la realidad. Pese a que este mes es comparado con enero, debido al inicio del nuevo curso, las similitudes llegan por la vía de la rutina más que por la ambientación, marcada por la vuelta a la oficina, la reapertura de las escuelas y la llegada del frío.

Son gestos cotidianos, casi automáticos, que definen el día a día de muchas familias tras cerrar la sombrilla y guardar la maleta en el armario para el año que viene. Asimismo, algunos de los mismos ya forman parte de la cultura español, incluso han llegado a ser parodiados en televisión por las principales series de entretenimiento. Por consiguiente, estos son cinco de los hábitos más comunes que definen la experiencia postvacacional del español de clase media-baja.

Acudir al supermercado para llenar la nevera

Si hay algo que defina más al español medio en estos términos que este acto, es el que le da sentido: vaciar el frigorífico siempre que uno abandona el domicilio durante un periodo extendido. Tras varios días fuera, los alimentos frescos se han agotado o caducado, y es necesario hacer una compra importante. Se reponen básicos como leche, huevos, fruta, pan o productos de limpieza. Para muchos hogares, especialmente aquellos con hijos, esta compra es también una manera de preparar el terreno para la vuelta al cole. El supermercado se convierte en el escenario donde se empieza a construir de nuevo la logística diaria. No es raro ver carros repletos y caras aún bronceadas mientras suena música de fondo que ya no recuerda al verano.

Hacer frente a la "cuesta de septiembre": la vuelta al trabajo

La vuelta al trabajo o al colegio requiere una adaptación emocional que no siempre es fácil. Comienza el llamado bajón postvacacional, una mezcla de cansancio, desánimo y resistencia al cambio de ritmo. Se revisan horarios, se preparan mochilas, se vuelve a poner el despertador. En muchos hogares, la planificación se convierte en un ejercicio de supervivencia: cuadrar horarios laborales con actividades escolares, comidas rápidas, tareas pendientes. El verano se desvanece en la agenda, y poco a poco se impone de nuevo la rutina. La reconocida psiquiatra Marian Rojas Estapé, que acumula más de cuatro millones de seguidores en sus redes, da las claves para afrontar este complejo periodo del calendario.

La colada y el olor del suavizante: otras de las imágenes clásicas

Tras varios días fuera, la ropa sucia se acumula y hay que poner varias coladas para devolver el orden al armario. Se lavan toallas de playa con restos de arena, camisetas empapadas de sudor y prendas que ya huelen a carretera. Para muchas familias, especialmente aquellas con niños, esta tarea puede alargarse durante varios días. No solo es cuestión de higiene, también es una forma simbólica de cerrar el capítulo vacacional y volver a poner los pies en la rutina, en tierra.

Compartir la experiencia con amigos y familiares

El regreso también implica reconectar con el entorno más cercano. En bloques de pisos o barrios donde aún se mantiene cierta vida comunitaria, se produce un intercambio casi ritual: se comentan las vacaciones, se cuentan anécdotas, se enseña alguna foto desde el móvil. También es el momento de agradecer pequeños favores como haber recogido el correo, regado las plantas o alimentado a la mascota de turno. Estas conversaciones, a menudo en el portal o apoyados en la barandilla del balcón, cumplen una función emocional: ayudan a reubicarse en la vida cotidiana tras unos días de desconexión.

Revisar las cuentas y planificar el otoño

Superado el entusiasmo del viaje, toca mirar números. Es habitual que las vacaciones, por muy modestas que sean, supongan un esfuerzo económico. Así que el regreso incluye revisar movimientos bancarios, calcular gastos imprevistos y reajustar el presupuesto para afrontar la cuesta de septiembre. Muchas familias de clase media-baja tiran de tarjetas de crédito durante el verano y al volver se enfrentan a la realidad de cuadrar cuentas. Se cancela alguna suscripción, se pospone una compra o se aprieta un poco el cinturón hasta que llegue la siguiente nómina.