Vivienda

Samantha, madre soltera, vive en un bungalow: “Me piden 2.000 euros por adelantado y 1.500 euros al mes. Es ridículo”

No consigue alquilar, ha vuelto a la habitación de su infancia y está al límite: "No es bueno para la salud mental, estás atrapada"

Samantha, madre soltera, no encuentra alquiler y vive en un bungalow: “Es ridículo, me piden 2.000 euros por adelantado y 1.500 euros al mes”
Samantha, madre soltera, no encuentra alquiler y vive en un bungalow: “Es ridículo, me piden 2.000 euros por adelantado y 1.500 euros al mes”La Razón

El problema de la vivienda complica cada vez más la vida a las familias españolas. Muchas llegan con serios apuros a fin de mes por el simple hecho de pagar el alquiler y plantearse la compra de un inmueble es misión casi imposible para un amplio sector de la población, especialmente en las grandes ciudades. Los jóvenes que no tienen ahorros son los más afectados, pero también hay otros grupos vulnerables que tienen muchas dificultades.

Muchos jubilados no tienen una pensión demasiado alta al haber cotizado pocos años y viven auténticos infiernos como Susana, que duerme en el salón de forma habitual. También personas con pocos ingresos como madres solteras con hijos a su cargo pasan dificultades y no solo en España. El problema de la vivienda se extiende por Europa como referencia la situación de Samantha Sheehy, madre soltera de 34 años, que se ha visto obligada a volver a un bungalow en el que pasó su infancia en Irlanda ante las dificultades para encontrar alquiler, según explicó en RTP.

Una situación familiar dramática

Samantha se ha visto obligada a volver al bungalow donde pasó su infancia y a compartirlo con su hijo de tres años y su madre: "Es estrecho y pequeño". La situación familiar es complicada porque en las otras habitaciones viven su padre, enfermo, y su hermana, que tiene necesidades especiales. Ella tiene que cuidar a ambos durante todo el día, además de a su hijo. Reconoce que no es una situación idílica: "Siendo sincera, no es bueno para la salud mental. Estás atrapada en una situación de la que no puedes salir".

Se sacrifica a cambio de una mayor comodidad para sus mayores: "No es agradable... por desgracia, cuando no tengo mi propia independencia. Obviamente, mi madre y mi padre necesitan su propio espacio". Lleva unos cuatro años en la lista de espera de vivienda social del ayuntamiento y cumple los requisitos para recibir el subsidio de vivienda, pero aun así le es imposible encontrar un hogar.

Alquilar, un imposible: los precios son inasumibles

Tiene claro el motivo por el que no logra acceder a una vivienda: "Son demasiado caros". Incluso confiesa lo que le piden para poder entrar a alguno de ellos: "Piden 2.000 mil euros por adelantado y luego quizás 1.500 euros al mes de alquiler". Reflexiona sobre las duras consecuencias de esos altos precios: "Una madre soltera con un hijo no va a poder pagarlo. Imposible". Esto muestra que la situación en Irlanda es muy similar a la de España.

Concluyó con una petición a su Gobierno, que va a lanzar un nuevo plan de vivienda para hacer frente a la crisis que afecta al país: "Ojalá haya casas que se puedan entregar a personas que las necesitan, especialmente mujeres y niños".

La alta demanda, el otro gran problema

No es la única afectada por este problema de la vivienda, también Doireann Ní Chonghaile, que se encuentra entre los posibles compradores de una casa adosada de dos dormitorios que está a la venta por 325.000 euros y necesita reformas. En su caso el problema para conseguirla es otro: "Especialmente, como compradora individual, te enfrentas a personas con el doble de poder adquisitivo, a promotores inmobiliarios e inversores, así que es difícil".

Allí muchas casas se venden mediante pujas y comprarla se vuelve un imposible: "Cuando vienes a algunas visitas, especialmente a las visitas abiertas, y ves cuánta gente está mirando, y luego vas a pujar... a veces hay nuevas ofertas cada cinco o diez minutos, y a veces simplemente parece imposible". Europa está al límite a nivel de vivienda y las soluciones no terminan de llegar.