Brote de ébola
Sanitarios sin protección
Es preocupante la fuerte incidencia que la enfermedad está teniendo en el personal sanitario tanto europeo como estadounidense. Aunque no sólo nos encontramos con el caso de Miguel Pajares o los dos médicos estadounidenses, sino que en Liberia se están produciendo múltiples casos de médicos y enfermeros contagiados. Por tanto, es prioritario dotar al personal sanitario que opera sobre el terreno de los medios suficientes para evitar más contagios, ya que no cuentan con ninguna protección. Tanto la Organización Mundial de la Salud (OMS) como todos los estados deben preocuparse por proteger a los sanitarios, ya que es de suma importancia poner cerco al virus.
La virulencia de este brote no tiene precedentes. Están muriendo cuatro veces más personas que las que lo hicieron en 1976 –el otro brote que causó más muertes–. El pánico está provocando cierto abandono en la atención. Quizá, sin este efecto, el número de muertes podría haberse reducido. Incidir en una mejor hidratación, alimentación y cuidado, que se exige para personas en situación infecciosa, mejoraría la tasa de supervivencia. Pero esto no puede hacerse sin un traslado de medios suficientes a los focos de infección. Una vez se proteja el personal sanitario, se podrán crear los sistemas hospitalarios.
Por otro lado, el fármaco es un experimento. Esto es lo que ha hecho a la OMS preguntarse si se incurre en algún problema ético. Al tratarse de un ensayo clínico, el fármaco sólo debería aplicarse en los casos en los que pudieran comprobarse los efectos de la aplicación. Y es que los auténticos ensayos clínicos se limitan a un número de pacientes. Por tanto, no tiene sentido esta dispensación a escala mundial. Sólo en un pequeño número, el ensayo permitiría comprobar que el fármaco da resultado. En definitiva, hay una duda sobre la producción masiva de este fármaco, cuyos efectos no están comprobados todavía en humanos.
*Profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad Complutense
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