Salud mental

Según la psicología, estas frases revelan una fuerte inseguridad en quien las usa

Los terapeutas recomiendan prestar atención a cómo y cuándo las usamos para entender de dónde vienen y empezar a gestionarlas de un modo más sano

Según la psicología, estas frases revelan una fuerte inseguridad en quien las usa
Según la psicología, estas frases revelan una fuerte inseguridad en quien las usaFreepik

A menudo, las inseguridades no se muestran con gestos grandilocuentes ni confesiones íntimas. En realidad, suelen deslizarse en frases aparentemente triviales, con las que intentamos restar importancia a lo que sentimos o protegernos del juicio ajeno. Expresiones que muchos repetimos en el día a día pueden funcionar como un espejo de nuestras dudas más profundas.

Psicólogos advierten que estos comentarios, pronunciados desde la espontaneidad, no son simples coletillas sociales. En muchos casos funcionan como mecanismos de defensa que buscan disimular el miedo al fracaso, al rechazo o a no cumplir con las expectativas propias y ajenas.

La autocrítica disfrazada de humildad

"No soy bueno en eso" es una de las frases más mencionadas cuando alguien quiere rebajar la presión de una tarea o un reto. Lo que parece humildad puede esconder temor a no estar a la altura. Según los expertos, quienes verbalizan este tipo de ideas tienden a adoptar lo que se denomina mentalidad fija: el convencimiento de que las capacidades personales están predeterminadas y son poco modificables.

Frente a esa visión, la psicología educativa insiste en fomentar una mentalidad de crecimiento: asumir los errores como parte del aprendizaje. Reconocer la posibilidad de mejora libera del miedo a fallar y ayuda a disfrutar del proceso.

Perfeccionismo, un elogio envenenado

Otro ejemplo frecuente es el clásico "soy perfeccionista". Dicha etiqueta, asumida en entornos laborales casi como una virtud, puede enmascarar el miedo a cometer errores o a decepcionar. Sin embargo, la búsqueda incesante de excelencia provoca agotamiento y bloquea la capacidad de tomar riesgos. Lejos de ser señal de fortaleza, el perfeccionismo extremo se convierte en un obstáculo para crecer y disfrutar de los propios logros.

La trampa de la autosuficiencia y la soledad

Expresiones como "prefiero estar solo" o "soy muy reservado" pueden responder a una decisión personal, pero también son un escudo para evitar la vulnerabilidad. Al cerrarse en exceso, se evita la posibilidad de ser criticado, pero también se renuncia a vínculos reales. Mantener la privacidad es legítimo; no obstante, hacerlo desde el miedo a ser juzgado genera aislamiento emocional.

En la misma línea, frases como "no quiero ser una carga" proyectan un temor profundo a no merecer apoyo ni afecto, lo que erosiona las relaciones. Los especialistas recuerdan que pedir ayuda o compartir dificultades no resta valor ni dignidad, sino que forma parte de la construcción de la confianza con los demás.

Cuando la agenda se convierte en excusa

Decir constantemente "no tengo tiempo" o "estoy muy ocupado" no siempre se relaciona con un calendario sobrecargado. Con frecuencia, este argumento encubre la evitación de actividades que generan inseguridad o que exigen exponerse. Al convertir la falta de tiempo en un mantra, las personas dejan de afrontar retos que podrían impulsar su desarrollo personal o profesional.

El deseo de ser otro

También merece especial atención un comentario que se suele disfrazar de halago: "ojalá pudiera ser como tú". Tras esa admiración puede esconderse una comparación constante con los demás y una desvalorización de uno mismo. Aunque inspirarse en otros puede ser positivo, obsesionarse con querer la vida del otro alimenta la frustración e impide reconocer las propias fortalezas.