Sevilla
Sin rastro de pulgas en casa de los Saavedra
El Ayuntamiento socialista de Utrera insinuó falta de higiene después de que los niños de un colegio sufrieran picaduras
Después de que Sandra Saavedra subiera a Facebook unas fotos en las que se ven las picaduras que han sufrido sus tres hijos, de tres, cuatro y siete años, para denunciar que en el colegio de La Fontanilla de Utrera (Sevilla) hay pulgas, todos los focos se dirigieron contra ella. Sus hijos no son los únicos que han sufrido las picaduras, pero es la única que ha alzado la voz ante la falta de solución. «Desde las instituciones se ha sembrado públicamente la sospecha de que el contagio se había iniciado en su casa. Por eso, contratamos a una empresa independiente que certificó que en su casa no había pulgas ni chinches», explicó Jesús Arroyo, coordinador general del Movimiento20d, colectivo al que se dirigieron las madres de los niños afectados para pedir su ayuda.
De hecho, en el informe, al que ha tenido acceso LA RAZÓN, se especifica que «no se ha detectado ningún tipo de insecto (pulgas o chinches) en ningún mueble, estructura o enseres de la vivienda». Y lo que es más curioso, la compañía Ecológica de Plagas certificó este informe el pasado 5 de abril por la tarde «y al día siguiente, la directora del colegio llamó a las 12:00 a la madre para decirle que se llevara a los niños porque les habían vuelto a picar. Es decir, les habían picado sí o sí en el colegio», destacó Arroyo.
El problema radica en que el colegio está pared con pared con una fábrica abandonada, por lo que por mucho que el colegio se hayan realizado diversas fumigaciones, «las pulgas saltan de la fábrica al patio del colegio».
«Reclamamos al Ayuntamiento que tome cartas sobre el asunto con carácter urgente dado que se trata de un grave problema de salud pública infantil, y que se deje de hacer ciertas insinuaciones sobre la higiene de los afectados», afirma Arroyo. Y es que la delegada de Sanidad del Ayuntamiento de Utrera, María José Ruiz (PSOE), insinuó esto al decir que «habría que revisar los modos de vida de algunas familias de Utrera».
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