Estados Unidos
Sólo tres de cada diez españoles viven sin carencias
Informe de Cáritas sobre la exclusión social. Las personas en situación vulnerable crecen hasta los 11,7 millones, un 25%, cinco millones en exclusión severa. La ONG de la Iglesia ve necesario «remoralizar» la sociedad en lugar de «construir vallas»
La integración plena, o lo que es lo mismo, el número de personas que no sufre hoy ningún tipo de problema en empleo, consumo, participación política, educación, salud, vivienda, conflicto social y aislamiento social ya es minoría, según se desprende del VII Informe Foessa sobre Exclusión y Desarrollo Social que presentó ayer Cáritas, referido al periodo que comprende los años 2007 y 2013, ambos incluidos.
Conclusión que nace del trabajo en el que han participado más de 90 expertos e investigadores de 30 universidades. La cifra es preocupante, sobre todo, porque ese 34,3% de la población que tiene todas sus necesidades básicas cubiertas, correspondiente al año 2013, contrasta con el 50,1% del año 2007 y el 41,6% de 2009.
El resto de la población se encuentra, según los últimos datos, en integración precaria (40,6%), exclusión moderada (14,2%) y exclusión severa (10,9%). A diferencia de la primera situación, en estas el porcentaje aumenta con respecto al de 2007, que era del 33,6%, 10% y 6,3% respectivamente. En cifras absolutas, el número de personas que sufre exclusión en España asciende a 11,7 millones, de las cuales cinco la sufren de forma severa.
El empleo, la vivienda y la salud son los factores que más afectan a las personas para entrar en una situación de vulnerabilidad. De hecho, de los 11,7 millones de excluidos, el 77,1% lo está por el empleo, el 61,7%, por la vivienda y el 46%, por la salud. Las familias de mayor tamaño son las que más se han visto afectadas por estos procesos, aunque también se ha multiplicado la vulnerabilidad de la juventud. En el caso de los jóvenes, el 35% vive en hogares excluidos, mientras que el 27% de los que están desocupados están fuera del sistema educativo. El informe no tiene la pretensión de ser un análisis sobre las consecuencias de la crisis, sino sobre el modelo social. Y es que hay que tener en cuenta que dos de cada tres personas excluidas ya lo estaban antes.
En cualquier caso, la crisis ha golpeado en gran medida a la renta de los hogares, pues los problemas de privación material y de pobreza monetaria han aumentado un 50%. También han tenido incidencia las políticas de austeridad, que «han restringido el acceso a sanidad, educación, protección social y ayuda a la dependencia». «Las reformas en el sistema de bienestar social, especialmente las desarrolladas desde 2010, han supuesto una regresión en las políticas sociales», recoge.
Según el documento, el modelo de desarrollo actual «genera desigualdad», pues, entre sus características, destacan los altos niveles de desigualdad salarial, la limitada capacidad redistributiva del sistema de impuestos y un sistema de prestaciones reducido.
Un modelo que, en palabras del secretario general de Cáritas, Sebastián Mora, necesita del compromiso de toda la sociedad, porque «todos somos parte del problema y también de la solución». Mora recalcó la necesidad de «remoralizar» la sociedad, de modo que «la inmoralidad desaparezca de la vida pública», en referencia a los numerosos casos de corrupción que han aflorado en los últimos días. En este sentido, dijo que no son los datos que presenta Cáritas los que desmoralizan, sino la corrupción. «Lo que quita la esperanza a la gente es ver cómo algunos tienen una bolsa más grande y más lejos, en paraísos fiscales», dijo.
Con todo, el informe presenta una serie de propuestas dirigidas a atajar la exclusión social, iniciativas que impulsen un nuevo modelo social, pues «el actual ha fracasado». De hecho, Cáritas denuncia cómo el crecimiento por sí solo «no resuelve la pobreza ni la crisis». Así las cosas, reclama una mayor atención al fenómeno de la exclusión y la pobreza en las políticas públicas, de modo que las partidas que a se destinen al efecto sean consideradas como «una inversión social» y no como un gasto». Un cambio de mentalidad para un nuevo modelo.
800.000 niños pobres más durante la crisis
La pobreza infantil ha aumentado en España como consecuencia de la crisis económica, según se desprende de un informe de Unicef que se hizo público ayer. En total, el número de niños que sufren pobreza ha aumentado en 800.000, cifra que sitúa a España como el tercer país donde más ha crecido después de México y Estados Unidos, y que hace que en nuestro país sean unos tres millones de niños los que viven por debajo del umbral de la pobreza.
Según el informe, España ocupa el puesto número 35 de 41 países de la Unión Europea y de la OCDE en evolución de pobreza infantil, cuya tasa aumentó ocho puntos entre 2008 y 2012, al pasar del 28 al 36%.
En lo que respecta a los jóvenes, España tampoco sale bien parada, pues ocupa el puesto 36º cuando se tiene en cuenta el porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Éste aumentó del 14% al 18% entre 2008 y 2012.
Desde Unicef se reclama a los gobiernos que se comprometan y pongan fin a la pobreza infantil en los países desarrollados, garanticen unas condiciones sociales mínimas para la infancia y ofrezcan datos fiables sobre los niveles de pobreza, clasificados por grupos de edad.
En el caso de España, reclaman un pacto de Estado que ponga unas bases políticas y económicas que ofrezcan una respuesta seria, pues el 25% de los niños son pobres, pasan necesidades y sufren exclusión.
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