Londres
South Yorkshire, capital del abuso: 1.400 niños víctimas en 16 años
La sociedad británica quedó ayer en estado de shock tras conocer que alrededor de 1.400 menores han estado sufriendo abusos sexuales de toda clase durante dieciséis años, a menudo, ante la inacción de las autoridades. Las atrocidades han tenido lugar en la localidad de South Yorkshire (norte de Inglaterra). Desde 1997 hasta 2013, mafias de paquistaníes han usado a su antojo a víctimas que, en alguno de los casos, tan sólo tenían once años. La Prensa denunció ayer que los abusos eran de sobra conocidos, pero debido a errores en la administración la actuación llegó demasiado tarde. La pregunta es: ¿cómo es posible que en una ciudad de uno de los países más desarrollados del mundo tuvieran lugar durante tanto tiempo estas barbaries?
Fue el propio ayuntamiento de Rotherham, escenario de los sucesos, el que publicó ayer un informe donde se reconocían múltiples fallos de la Policía, autoridades municipales y agencias de protección de menores. El responsable del municipio, Roger Stone, presentó de inmediato su dimisión. Según el documento, niñas de sólo once años fueron violadas por varias personas a la vez, mientras otros menores fueron secuestrados, golpeados y llevados a otras ciudades de Inglaterra durante los dieciséis años que ha durado la pesadilla. Las víctimas incluyen sobretodo a niñas y a un pequeño número de niños, e indica que casi todos los autores de los delitos eran de origen paquistaní.
En septiembre de 2012, dos años después del encarcelamiento de cinco hombres de origen asiático por explotación sexual de niñas, un periodista del periódico «The Times», Andrew Norfolk, publicó una investigación en la que se reveló un informe policial de 2010 donde se advertía de que esos delitos se cometían cada año en el condado de South Yorkshire por bandas. En octubre de ese año, el ayuntamiento, la Policía y agencias de protección al menor establecieron un equipo para investigar los hechos.
El informe señala que se detectaron temores entre el personal a ser etiquetados como «racistas» si se centraban en una investigación en la que la mayoría de la víctimas describía a sus agresores como paquistaníes.
La mayoría de los violadores regentaba locales de comida rápida. Sus víctimas procedían de todo tipo de clases sociales. Conseguían tener un completo control psicológico sobre ellas. Las drogaban, las esperaban a la salida del colegio, las daban móviles para saber dónde estaban en cada momento y las amenazaban con todo tipo de torturas físicas y psicológicas para que no contaran nada. Algunos niños fueron intimidados con pistolas, rociados con gasolina y obligados a asistir a violaciones. Cuando los padres descubrieron con el tiempo las atrocidades quedaron completamente destrozados.
Tras difundirse el informe, un portavoz del Gobierno británico señaló que «los fallos de las agencias locales son espantosos». «Estamos determinados a que las lecciones extraídas de los errores del pasado sean aprendidas y que aquellos que han explotado a estos niños sean llevados ante la justicia», agregó ayer el citado portavoz de Downing Street, residencia y despacho oficial del primer ministro británico, David Cameron. Por su parte, la autora del texto, Alexis Jay, recalcó que era duro describir «la naturaleza aterradora de los abusos que esos menores sufrieron».
Según la antigua trabajadora social, Jay, muchas de las pruebas que se presentaron a la Policía y autoridades municipales desde 1997 en Rotherham fueron pasadas por alto y no se tuvieron en cuenta. «Si todas las autoridades implicadas hubieran estado menos preocupadas por sus propias agendas y sus prejuicios, y se hubieran centrado en el bienestar de los niños, muchos de esos menores no habrían sufrido los abusos y la brutalidad de lo que estamos oyendo», apuntó.
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