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Una streamer retransmite en directo en Twitch el parto de su bebé ante 30.000 personas: "No lo hice por dinero"

La streamer Fandy retransmitió el nacimiento de su hija Luna Rose en directo desde su casa ante 30.000 espectadores en Twitch, generando un intenso debate sobre privacidad digital; la plataforma confirmó que el contenido no infringía sus normas y la creadora negó cualquier motivación económica

Diagnóstico del embarazo. Una mujer embarazada se somete a una ecografía.
La streamer Fandy retransmitió el nacimiento de su hija Luna Rose en directo desde su casa ante 30.000 espectadores en Twitch, generando un intenso debate sobre privacidad digital; la plataforma confirmó que el contenido no infringía sus normas y la creadora negó cualquier motivación económicaDreamstime

La creadora de contenido Fandy, con más de 370.000 seguidores en Twitch, protagonizó una de las transmisiones más comentadas del año al retransmitir en directo el nacimiento de su hija Luna Rose. El evento, seguido por 30.000 espectadores simultáneos, abrió un intenso debate sobre la exposición de momentos íntimos en plataformas digitales.

Fandy optó por un parto domiciliario asistido por dos matronas, su esposo y amigos cercanos, compartiendo cada etapa del proceso en tiempo real. La emisión fue anunciada previamente en redes sociales, y durante el directo recibió mensajes de apoyo, curiosidad y también críticas. Incluso el CEO de Twitch, Dan Clancy, intervino en el chat para confirmar que el contenido no infringía las normas de la plataforma.

Ante las especulaciones sobre posibles fines comerciales, Fandy fue clara: “No lo hice por dinero. No pedí suscripciones, no fijé metas, ni mencioné donaciones. Solo quise compartir una experiencia que nunca olvidaré”. La streamer explicó que su decisión de dar a luz en casa se basó en experiencias hospitalarias previas donde sintió que perdía autonomía sobre su cuerpo y su parto.

La transmisión, que ya supera las 637.000 visualizaciones, provocó una ola de reacciones: desde felicitaciones y bromas hasta reflexiones éticas sobre los límites de la privacidad en internet. El caso plantea preguntas sobre qué tipo de contenido es aceptable en plataformas de streaming y cómo se redefine la intimidad en la era digital.