¿Desprotegidos en internet?

¿Cómo podemos prevenir estos ataques?

–En primer lugar, disminuyendo el número de servidores DNS mal configurados, que ahora son unos 21 millones. Mucha gente estaba participando en el ataque sin saberlo a través de sus ordenadores. Después, es preciso contar con algún tipo de protección antivirus o antimalware, incluso si es gratuita. Además, hay que mantener los equipos y los programas actualizados, y no abrir correos electrónicos, enlaces en redes sociales o páginas web desconocidas o de riesgo, pues pueden infectar con virus o troyanos nuestros dispositivos informáticos.

¿A qué riesgos estamos expuestos en la red?

–Si tu ordenador se ha convertido en un zombi, pueden hacer lo que quieran con el. No sólo emplearlo para ciberataques, sino también robar tus datos y tu información, hacer compras a tu nombre, etc. El ordenador es suyo. Con la popularización de los smartphones ahora hay un dispositivo más que atacar, que además es extremadamente vulnerable. La gente no es consciente de que tener el teléfono sin contraseña, sin encriptar los datos o conectarse a redes inalámbricas extrañas –incluidas las de lugares e instituciones públicas– conlleva un riesgo altísimo. Sin estas precauciones cualquiera puede acceder a nuestro smartphone del mismo modo que lo harían con nuestro ordenador.

Por norma general, ¿es seguro internet?

–Hay muchos fallos de seguridad que se pueden evitar y los «hackers» se han profesionalizado mucho. Pueda ser además que, con la crisis, la gente haya descuida la protección de sus ordenadores y haya dejado de comprar antivirus porque no le ven mucha utilidad.

¿Podría producirse un ataque tan potente que colapsase internet totalmente?

–Internet funciona como un sistema de tubos: si bloqueas varias tuberías importantes, el resto se ralentiza. En la teoría, podría caerse toda la red; en la práctica, lo dudo.

¿Es cierto que las compañías antivirus fichan a «hackers»?

–Nosotros no lo hacemos. Una empresa de seguridad en internet no debería contratar nunca a un ciberdelincuente, lo cual es distinto que un «hacker», igual que un banco no debería contratar a un ladrón para gestionar su seguridad.