Opinión

No tener miedo

«La vocación universal de la Iglesia exige que esté en diálogo con los miembros de otras religiones»

Antonio Pelayo
Antonio PelayoLa RazónLa Razón

El primer viaje internacional de León XIV ha girado en torno a tres ejes: la unidad en la fe de todos los cristianos herencia del Concilio de Nicea, la obligada convivencia de la Iglesia católica con la religión musulmana, y la colaboración con todos los seres humanos para conseguir la paz y la fraternidad universal. Una fraternidad que no es solo espiritual, como demostró en sus encuentros con el patriarca de Constantinopla Bartolomé I. No solo compartió con él multiples encuentros de oración, el Papa fue huésped del patriarca ortodoxo, que le invitó a comer juntos antes de despedirse de Estambul.

En cualquier caso, estas tres ideas las ha repetido el Papa tanto en Turquía, donde la población es abundantemente musulmana, como en el Líbano, donde el mosaico cristiano forma parte esencial de su historia. En uno de sus principales discursos pronunciado en la emblemática Plaza de los Mártires de Beirut, el Santo Padre recordó esta afirmación pronunciada por Benedicto XVI: «La vocación universal de la Iglesia exige que esté en diálogo con los miembros de otras religiones».

Dirigiéndose a los ciudadanos de a pie, les hizo esta recomendación: «En una época en la que la coexistencia puede parecer un sueño lejano, el pueblo libanés a una abrazando diferentes religiones se erige como un poderoso recordatorio de que el miedo, la desconfianza y los prejuicios no tienen la última palabra y que la unidad la reconciliación y la paz son posibles».

Al despedirse de la multitud en la misa celebrada en Beirut, Robert Prevost no pudo reprimir su emoción y animó a toda la nación a no tener miedo, a ser valientes como han demostrado tantas veces en las dramáticas circunstancias de su reciente historia.

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