Opinión

Tratemos igual a lo que nos venden como diferente

La Ley Antitabaco aprobada en Consejo de Ministros se ha quedado corta y es insuficiente

Un hombre con un cigarro en la mano
Un hombre con un cigarro en la manoEuropa Press

Sí. Por mucho que les pese a la industria del tabaco y la nicotina, las políticas contra el tabaco y la subida de impuestos garantizan el descenso del consumo. Con datos ya contrastados sabemos por ejemplo que la modificación de la Ley 28/2005 en el año 2010 consiguió bajar el consumo entre 4 y 5 puntos porcentuales. Además, la OMS reconoció en el Convenio Marco del Control del Tabaquismo que la subida de precio en los productos del tabaco es un factor esencial en la moderación del consumo. Estas políticas, contemplando los nuevos productos del tabaco y la nicotina, son efectivas en la reducción del tabaquismo.

El Consejo de Ministros ha aprobado un Anteproyecto de una Ley tan urgente como necesaria. Una ley que regulará los productos de tabaco y nicotina porque son adictivos y nocivos para la salud. Necesitábamos un texto ambicioso que pusiera coto a las estrategias de una industria cuyo único objetivo es perpetuar su negocio sin importarle la población a la que va dirigida. Una ley que podría salvar 63.000 vidas cada año.

Necesitábamos actualizar una normativa frente a una industria que se ha actualizado y ha sabido colarse por los resquicios de las regulaciones donde no llegan ni la vigilancia ni las sanciones. Una ley que protegiera a los más vulnerables, menores y jóvenes, frente a las adicciones. Sin embargo, el texto aprobado en Consejo de Ministros se ha quedado corto y es a todas luces insuficiente para, no solo evitar el 30% de las muertes por cáncer que provoca el tabaco, sino para proteger a los jóvenes de productos adictivos y cancerígenos.

Este texto nace con carencias importantes. Le faltan medidas que ya han demostrado su eficacia contra el tabaquismo como el empaquetado neutro, la limitación de los puntos de venta de los productos del tabaco y la nicotina o la subida de impuestos a estos mismos productos. Según la encuesta Estudes, en 2023 uno de cada dos adolescentes había probado los cigarrillos electrónicos, cifra que muestra el fácil acceso que tienen a este tipo de productos. Sin estas medidas, España va a tener difícil cumplir con el objetivo europeo de alcanzar la primera generación libre de tabaco en el 2040.

No obstante, el texto también contiene medidas que no solo son eficaces, sino que eran absolutamente necesarias contemplar en la ampliación de la Ley y que cuentan con el apoyo de nuestra organización. Medidas como la ampliación de los espacios libres de humo a terrazas, marquesinas o eventos culturales; la regulación de los productos relacionados y sus dispositivos; la prohibición de comercializar los cigarrillos electrónicos de un solo uso; o la equiparación de la futura norma en materia de promoción y publicidad de los productos del tabaco y la nicotina. La industria que comercializa tabaco y nicotina no para de diseñar tantas estrategias como sean necesarias para no perder negocio, aunque sea a costa de la salud y la vida de sus clientes. Desde el uso de las redes sociales, influencers, patrocinios de eventos culturales hasta la generación deliberada de información falsa diseminada a través de su poder económico y de líderes de opinión que en muchas ocasiones poco o nada tienen que ver con la salud. Tienen un target claro: los jóvenes. Hacia ellos van dirigidas estas estrategias con el fin de tenerles cautivos en los nuevos dispositivos y que den el salto al resto de productos cancerígenos.

Para ellos no dudan en generar confusión en la sociedad, impulsar estudios de dudoso valor científico, provocar controversia y polarizar para que la población, y otros sectores sociales, se resistan a las necesarias políticas antitabaco.

Argumentos basados en el miedo son sistemáticamente usados por esta industria, que recordemos hace negocio con la enfermedad y la muerte, para que los avances en salud no frenen su desarrollo de negocio. Llegan hasta tal punto que ignoran a la evidencia científica y amenazan a sectores con el paro y la pobreza si siguen adelante con estas leyes. Cabe preguntarse ¿cuánto vale la salud y la vida de un ser humano? ¿Cuánto somos capaces de asumir en contraprestación a los «supuestos» beneficios de la industria del tabaco y la nicotina? ¿Aceptamos el 30% de las muertes por cáncer? ¿Las 63.000 muertes por tabaco anuales? Se calcula que, en nuestro país, los costes directos sanitarios producidos por las cinco enfermedades más importantes provocadas por el tabaco superan los 7.600 millones de euros, esto sin contar los costes indirectos a nivel laboral que alcanzarían los 8.700 millones de euros. Lo recaudado vía impuestos al tabaco fueron 7.200 millones de euros en el 2022. ¿Compensa?

Quienes no quieren reducir el tabaquismo acusan a las organizaciones que estamos empeñadas en lo contrario, de poner solo foco en el tabaco y no en otros factores de riesgo de cáncer como el alcohol, la obesidad o el sol. Efectivamente, siendo todos factores riesgo para desarrollar un tumor, es el tabaco el de mayor riesgo ya que es responsable del 30% de las muertes y de más de 16 tipo diferentes de tumores. Poner foco en tabaco es salvar miles de vidas. Y no es ideología, es evidencia científica.

Esperamos que la tramitación parlamentaria de este Anteproyecto de la Ley Antitabaco incluya las medidas que demandamos y nos permita tener una sociedad más sana y un futuro más saludable, sobre todo pensando en los menores. Tenemos que trabajar para cerrar desde la vía normativa los resquicios por donde se está colando la industria del tabaco y la nicotina con el objeto de colocar sus nuevos productos. Nos los han vendido como menos nocivos, útiles para dejar de fumar o posibilitadores de un ideal mundo sin humo. Falso todo. Ni sirven para dejar de fumar, ni son menos nocivos y el supuesto mundo sin humo seguirá repleto de nicotina que, para quien no lo sepa es un tóxico cardiovascular directo y un potente adictógeno. Además, los menores que consumen los nuevos productos del tabaco y la nicotina tienen el triple de posibilidades de iniciarse en el consumo del tabaco tradicional. Sin duda son la puerta de entrada para el consumo de cigarrillos. La industria que ha generado el problema del tabaquismo no puede ser la solución, porque sus propuestas seguro que van a generar un problema mayor.

Estamos a tiempo de salvar miles de vidas y de garantizar la salud de nuestros hijos. Por encima de esto, no puede haber nada más importante.

Isabel Orbe es directora general de la Asociación Española Contra el Cáncer