Sucesos
La última bala (perdida) para encontrar a Maritrini y a su hija
Desaparecieron en 1987 pero esta semana se buscaron sus restos mortales en una balsa de Asturias que tuvo que drenar la UME en dos días

Eran los años 80, no había ninguna concienciación sobre la violencia de género (ni siquiera se conocía el término, que se popularizó en 1995 tras un Congreso sobre la Mujer de la ONU), y María Trinidad Suardíaz tenía algún tipo de retraso mental. Todo parece indicar que, si la joven dio el paso de denunciar por malos tratos a su pareja, Antonio da Silva, «El Portugués», (un contrabandista de tabaco 18 años mayor que ella) era porque el tipo era realmente violento. De hecho, trascendió que en una ocasión tiró a ella y a su madre del coche en marcha. El caso es que tanto Maritrini como su hija, Beatriz, de 13 meses, hija de «El Portugués», desaparecieron de su casa de Gijón a partir del 15 de julio de 1987, última vez que hay constancia de que estaba viva. Tenía solo 28 años. Pero nadie denunció su desaparición hasta 15 años después.
Fue su hermano y entonces indicó que, aunque ella era asturiana, había vivido junto a su pareja en un pueblo de León llamado Matadeón de los Oteros. Tras tomar declaración a Da Silva, se concluyó que la desaparición de Maritrini y su bebé, había sido «voluntaria».
«El Portugués» siempre declaró que la mujer se fue después de dejarle tirado en una carretera del Algarve. Sin embargo, hay un dato inquietante. María Trinidad acudió el 15 de julio del 87 junto a Da Silva a la Audiencia Provincial de León, donde firmaron una diligencia en la que se les citaba para el 15 de septiembre a un juicio donde él iba imputado por detención ilegal y amenazas sobre ella. Pero llegado el día, ninguno acudió y se ordenó la detención de "El Portugués", aunque no lo encontraron hasta dos años más tarde.
Pero en 2015 la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional reactivó el caso, uno de tantos casos antiguos que nunca quedan en el olvido contra la creencia popular y que, por diversas razones, vuelven a reactivarse. En 2017 el juzgado autorizó la entrada en la vivienda de Matadeón, aunque no se encontraron vestigios relevantes que pudieran hablar de la comisión de un crimen en ese lugar. Al parecer, «El Portugués» realizaba frecuentes obras en el sótano de la casa, donde tenía una bodega. La casa quedó abandonada y el Ayuntamiento decidió derribarla en el 99. En noviembre de 2017, en el marco de la investigación de la desaparición de María Trinidad, se acordó la excavación del solar y se encontraron «vestigios» del paso por el lugar de la joven y de su hija pequeña pero «no del destino de las mismas».
Tras intentar agotar otras vías de investigación, el caso de archivó de forma provisional pero, como siempre explican desde la sección de Desaparecidos y Homicidios de la Policía Nacional, un caso nunca se «archiva» a nivel policial aunque lo haga a nivel judicial.
Dos "estructuras metálicas" en una mina asturiana
Así, la investigación les llevó hace no mucho hasta Berbes, en el concejo asturiano de Ribadesella. Allí varios vecinos señalaron que «El Portugués» había arrojado en su día, hace ya muchos años, un par de coches a una antigua mina de fluorita (hoy una balsa), que se utilizaba como vertedero comunitario, algo que ocurría con mucha frecuencia en las zonas rurales en los años 80 y 90.
Los buzos de la Policía se sumergieron para comprobar si efectivamente allí había algo y solo pudieron determinar, con un detector de metales, que había dos «estructuras metálicas» porque, como suele ocurrir en este tipo de aguas, no se veía nada.
La balsa, según fuentes de la investigación, tendría unos tres metros de profundidad pero el último metro y medio ya era todo lodo. Para descartar cualquier hipótesis, la titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Gijón, Ana López Pandiella, ordenó el pasado martes que se dispongan «todos los medios necesarios» y la colaboración de «cuantas entidades y organismos se estimen precisos» para realizar «la búsqueda de restos humanos que pudieran corresponder con las personas fallecidas». Es decir, averiguar si en el interior de esos supuestos vehículos podrían encontrarse los restos mortales de Maritrini y Beatriz.
No fue una tarea sencilla.
Análisis del agua en un laboratorio de Alicante
Al estar al lado de una bocamina se tuvo que analizar una muestra del agua en un laboratorio de Alicante para determinar que no tenía ningún contaminante y podía verterse al mar. Y así fueron haciendo con ayuda de la UME, bombas de agua y mucha paciencia. Los efectivos tardaron un par de días en poder acceder al vehículo (finalmente era solo uno) y determinar que no se trataba de ninguno de los que tenía «El Portugués»: un Volkswagen y un Peugeot. El que encontraron los especialistas era la furgoneta que mucho tiempo asomó al estar solo semisumergida y que no era del presunto asesino de su pareja y su hija. Las labores se prolongaron más de lo previsto porque, según fuentes de la investigación, a medida que iba quedando menos agua, había cada vez más lodo y era más complicado trabajar.
Mientras los profesionales de la UME trabajaban en la balsa (se pasó de nuevo un detector de metales para cerciorarse de que no había nada más bajo el lodo), en la orilla estaban preparados para intervenir en cualquier momento agentes de la Policía Científica y antropólogos. Pero, desgraciadamente, no hizo falta y la búsqueda de Maritrini y Beatriz quedó, de momento, en punto muerto otra vez. Sus restos mortales no serán ya encontrados en este punto de Ribadesella aunque, de haber sido hallados, otro «reto» policial hubiera sido encontrar a familiares de la joven aún con vida para solicitar una muestra de ADN y poder cotejar los restos óseos encontrados ya que, al parecer, no le queda familia directa viva.
No ha hecho falta y, aunque había cierta sensación de derrota en el ambiente, se mezclaba con la convicción del trabajo realizado y la certeza de que tenían la obligación de descartar que la joven y su bebé pudieran estar allí enterradas. «Era algo humanitario: había que hacerlo. Nuestra obligación es agotar todas las vías. Hemos salido de dudas y nos quedamos tranquilos en este sentido», subraya uno de los responsables del operativo que ha mantenido en vilo a los vecinos de la zona.
Un caso prescrito
Y eso que a nivel judicial el caso ya estaría prescrito al haber pasado más de 20 años desde que «El Portugués» habría cometido el presunto crimen.
El tipo, ahora un octogenario, está vivo y se encuentra ingresado en una residencia de ancianos de Zamora, donde aseguran que se trata de alguien «problemático». No es fácil determinar si se encuentra con sus plenas facultades cognitivas y como habla, según las mimas fuentes, «medio en francés, medio en portugués», los agentes que le han tomado declaración no saben si no quiere colaborar con la Policía para conocer el paradero de su hija y su expareja o realmente no lo sabe.
"No hay desaparecidos de primera y de segunda"
En España se interponen dos denuncias por desaparición a la hora. La cifra parece abrumadora pero la sensación de «agobio» disminuye al saber que la mayoría de ellas se resuelven en las siguientes horas de forma satisfactoria. El 80% de ellas son de menores de edad porque, contradiciendo el antiguo «consejo» que decía que era mejor esperar las primeras 24 horas para denunciar, no solo es aconsejable sino que «muy importante» e incluso vital que el hecho se ponga en conocimiento de la Policía lo antes posible. Lo recuerda el inspector jefe Luis Manuel Martín, responsable de la Sección de Desaparecidos y Homicidios de la Policía Nacional, enmarcada dentro de la UDEV Central.
Ellos suelen intervenir cuando algún caso se complica en las unidades provinciales, donde se recogen las denuncias, y se ocupan de los llamados casos de «larga duración», como es el de María Trinidad y su bebé Beatriz, buscadas con ahínco esta semana en la balsa de Asturias. Martín aprovecha para desmontar otro mito en este sentido. «Al contrario de lo que la gente pueda pensar a un desaparecido nunca dejar de buscarse nunca», como es el caso que nos ocupa. Judicialmente el caso había prescrito (no se hubiera podido condenar a «El Portugués» aunque hubieran encontrado pruebas incriminatorias) ni había familiares vivos reclamando resultados. Y, aún así se movilizó a la UME y a toda la UDEV de Gijón para el caso. «Tampoco hay desaparecidos de primera y de segunda», insiste el inspector jefe, y recuerda varios casos recientes en los que se movilizaron «todos los recursos disponibles» para buscar a ciudadanos anónimos. Así, dejando atrás los clichés que envuelven siempre las desapariciones, los agentes se centran en su trabajo: tratar de resolver lo antes posible los 16.000 casos que permanecen activos cada año (6.000 de ellos sin resolver).
Pero ¿cómo priorizar las búsquedas? Al igual que con el sistema VioGén, cuando se interpone una denuncia por desaparición, se responde a una batería de más de 60 preguntas que determinará, junto con la apreciación del agente especializado, el «nivel de riesgo» de la desaparición. Y principalmente diferencian entre personas «vulnerables» (con algún tipo de discapacidad, alzheimer o que necesitan medicación) o las que tienen, por cualquier circunstancia algún riesgo añadido. «Cada desaparición es única y se trata de forma individualizada» insiste Martín.
Desde la Sección de Desaparecidos aseguran que no es poco frecuente que se encuentre al ciudadano en cuestión y éste manifieste que no quiere saber nada de su familia. En ese caso, se comunica al denunciante que la persona ha sido localizada pero se respeta su voluntad.
Así, hay desapariciones voluntarias, involuntarias y delictivas, que son las que suelen derivarse a los compañeros de Homicidios de la misma sección.
También es muy frecuente que se denuncie fuera de España la desaparición de inmigrantes que deberían haber llegado a nuestro país pero pueden haber fallecido en el tránsito . En este caso, muchas veces se coteja con las reseñas de fallecidos en pateras.
Otro dato llamativo: aunque a un desaparecido se le considera fallecido en general pasados 10 años, sólo cuando cumpliría 110 años se le da por muerto a efectos civiles para el tema de cobro de herencias y similar.