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España, en llamas

La UME: héroes entre llamas y cenizas

Así trabaja esta unidad militar de élite que está siendo clave en la extinción de los fuegos que asolan España

Un miembro de la UME en un incendio de Zamora Ministerio de DefensaEFE

Aparecen siempre en medio de la catástrofe y del caos. Del miedo. De la incertidumbre. Se enfrentan a riadas, volcanes en erupción, nevadas históricas, terremotos y, cada verano, a las llamas de incendios monstruosos como los que estamos viviendo este año. Los más de 1.400 efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), así como los otros 2.000 en misión de apoyo y relevo, están siendo clave en las labores de extinción de unas llamas que han arrasado hasta el momento más de 400.000 hectáreas en nuestro país. Mano a mano con los bomberos forestales que desde el inicio se vieron cara a cara con el fuego, han conseguido frenar su avance, que se reproducía a la velocidad de la luz dejando desolación y muerte a su paso.

Cuando se habla de ellos, la palabra «héroe» siempre sale a relucir, pero los efectivos de la UME nunca presumen de su trabajo de alta precisión. Llegan, actúan y se marchan por donde han venido hasta la próxima llamada. Son profesionales que huyen de los grandes titulares aunque su labor bien podría ser portada cada día.

La UME actúa desde 2005, cuando el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, decidió crear esta unidad todoterreno. Lo hacen cuando son convocados para intervenir en situaciones de emergencia que superan las capacidades de las autoridades civiles o en aquellas en las que su presencia resulta indispensable, para apoyar las acciones en territorio nacional o internacional. Su despliegue responde siempre a una orden directa del Gobierno español y su actuación, en palabras de la propia unidad, «se orienta en proteger a la ciudadanía, restaurar el orden y salvaguardar infraestructuras críticas».

En esta ocasión sus efectivos se han ido desplegando en los puntos más calientes de la crisis incendiaria. Han actuado, y en algunos de estos lugares todavía continúan trabajando, en Cangas del Narcea (Asturias), Somiedo (Asturias), Yeres (León), Molezuelas de la Carballeda (Zamora), El Payo (Salamanca), Requeixo-Chandrexa de Queixa (Ourense), Maceda (Ourense), Oímbra (Ourense), A Mezquita (Ourense), Larouco (Ourense), Jarilla (Cáceres), Llerena (Badajoz) y Teresa de Cofrentes (Valencia). Su despliegue ha incluido medios por tierra y por aire, con un total de 450 recursos entre los que se encuentran maquinaria y drones de última generación, como el Asturcón, el primer dron terrestre que ha sido utilizado en los incendios de León.

Su «capacidad de liderazgo», tal y como ensalzó el Rey, no tiene límites ni fronteras, ya que su trabajo internacional también es bien conocido. Por este motivo Felipe VI se desplazó hace una semana al Cuartel General de la UME para mostrar el «orgullo» que él y la ciudadanía siente por ellos, así como para seguir sus pasos en esta intervención. El esfuerzo del Estado en esta emergencia ha sido conjunto.

Desde el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco) se han asignado a la extinción del fuego un total de 640 bomberos forestales y el Ministerio del Interior ha puesto a disposición de las comunidades afectadas 5.000 efectivos de la Guardia Civil, 350 policías nacionales y 200 miembros de Protección Civil. A ello se suma la ayuda internacional. A través del Mecanismo Europeo de Protección Civil se ha contado con medios aéreos europeos (cuatro aviones y cuatro helicópteros) y recursos terrestres, entre ellos cuatro equipos de bomberos compuestos por 190 efectivos. Estos refuerzos han llegado de países como Alemania, Eslovaquia, Finlandia, Francia, Italia, Países Bajos y la República Checa. En palabras de la ministra de Defensa «está siendo una situación terrible, muy difícil y muy complicada» y Margarita Robles quiso matizar que «en veinte años de la UME, jamás habíamos visto una situación así».

Puntualizó, además, esta semana que los trabajadores de la unidad también han sufrido «muchos accidentes que, por suerte, se están saldando con heridas leves» como quemaduras y rasguños. Pese a ello, «continuarán aquí hasta que sea necesario», apostillo.

Buen ejemplo del peligro al que se enfrentan son algunos de los vídeos que muestran su trabajo de estos días en los escenarios más complicados En Aliseda, Cáceres, puede apreciarse la virulencia de las llamas avivadas por un fuerte viento. Con la manguera en las manos, dos efectivos de la UME se enfrentan al fuego y, para no ceder ante la fuerza del aire que lo alimenta, se agarran a un árbol mientras continúan descargando agua sobre el frente. Es solo una muestra. El resto de imágenes, las más duras, quedarán guardadas para siempre en su memoria.