Ceuta

Un ametrallamiento lleno de incógnitas

Dos jóvenes murieron por disparos marroquíes. Ambos tenían antecedentes por actividades ilícitas

Abdeslam Ahmed Ali, alias «Pisly», uno de los fallecidos, a bordo de una lancha
Abdeslam Ahmed Ali, alias «Pisly», uno de los fallecidos, a bordo de una lanchalarazon

Abdeslam Ahmed Ali, alias «Pisly», y Mohamed Amin Mohamed Dris, «Amin», los dos ciudadanos de origen magrebí –residentes en Melilla, de nacionalidad española–, que murieron el pasado día 27 de octubre por disparos de la Marina Real marroquí, tenían antecedentes por tráfico de hachís. Sobre la embarcación semirrígida en la que navegaban, la «Hami», existía una orden de embargo e incautación, precisamente por estar relacionada con una banda que se dedica al tráfico de estupefacientes.

La muerte de estos dos jóvenes ha provocado un considerable revuelo en la Ciudad Autónoma y el asunto ha llegado, incluso, a Madrid (en el Senado se guardó un minuto de silencio) ya que se les presenta como simples pescadores que habían salido a la mar a faenar.

Independientemente de si la reacción de la Marina Real marroquí fue desproporcionada al delito que pretendían combatir, lo que se investiga en el país vecino, y la presunción de inocencia a la que tienen derecho los dos fallecidos, existen una serie de evidencias que, según fuentes conocedoras del asunto, consultadas por LA RAZÓN, no han sido tenidas en cuenta ni se les ha dado publicidad, lo que ha contribuido a una cierta manipulación de la opinión pública de la Ciudad Autónoma. Además, en los últimos tiempos han sucedido otros dos ametrallamientos similares: el 12 de octubre, en Qued Lau, un ciudadano marroquí resultó muerto y uno español herido (está detenido) en un incidente parecido; y el pasado 4 de noviembre, otra patrullera de la Marina Real disparó contra una lancha e hirió al patrón en una pierna y a otros dos ocupantes, uno en el brazo y otro en el estómago (todos ellos españoles). Se refugiaron en el puerto de Ceuta.

Lo cierto es que el Juzgado de Instrucción número 2 de Melilla había decretado el pasado 11 de octubre, mediante sendos autos, el embargo de la «Hami», así como la prohibición de que fuera botada al agua o abandonara el puerto. Según las citadas fuentes, esta decisión está justificada en las investigaciones, realizadas por el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) y el Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA). El juez indicaba, incluso, que, en caso de ser detectada entrando o saliendo de puerto, o en un traslado por carretera en un remolque, se procediera a su «inmediata inmovilización» y su traslado a un depósito para que quedara a disposición de dicho Juzgado. Según las referidas fuentes, la embarcación formaba parte de una «flota», de la que ya habían sido requisadas otras tres, por pertenecer a una banda de narcotraficantes. No se trata, agregan los mismos medios, de justificar nada, sino de situar los hechos en su exacto contexto ya, que la decisión de juez sobre la embarcación está basada en una larga investigación que se había iniciado en diciembre de 2011.

Fue entonces cuando una patrullera del SVA interceptó la lancha «Romerete II», de bandera española y puerto base en Melilla, que transportaba 500 kilos de hachís, de los que se recuperaron 70, al arrojarse el resto por la borda. Iba tripulada por dos individuos de origen marroquí con DNI español, uno de ellos el llamado Maanan Ahmed Ali, hermano «Pisly» (uno de los fallecidos ahora). Días más tarde, se detuvo en Melilla al resto de la banda, entre los que estaba el propio «Pisly» y el considerado cabecilla del grupo, Ridwan Mohamed Ameyahi, «Ñaca». La otra embarcación intervenida entonces, llamada «La Hiena», es una gemela de la ahora ametrallada y tenían, incluso, números de serie correlativos.

Los investigadores detectaron que los miembros de esta banda, una vez obtenida la libertad tras pagar las fianzasy pendientes de la celebración del juicio, habían comenzado a comprar nuevas embarcaciones y que las ponían a nombres de terceros. Tras las correspondientes vigilancias, fueron intervenidas en la «Operación Netol». Una de las lanchas que se incautaron había protagonizado, en junio de este año, un incidente que tuvo repercusión en la prensa nacional, al entrar de madrugada en Melilla perseguida por una patrullera de la Gendarmería Real marroquí cuyos funcionarios llegaron a desembarcar en suelo español, algo totalmente inusual.

La organización delictiva, a la que se le había intervenido tres lanchas, le quedaba una cuarta: la «Hami», la que fue ametrellada. Inicialmente esta embarcación figuraba a nombre de un soldado profesional de Regulares sin antecedentes, pero al ser destinado a Ceuta, la lancha fue matriculada a nombre de «Amin», de sólo 20 años. Era el último que había llegado al grupo y precisamente por eso le «colgaron el marrón» de ser el titular de la última neumática que les quedaba.

Dos familias diferentes

A diferencia de la familia de «Pisly», algunos de cuyos miembros están imputados y sus bienes embargados, la de «Amin» es honrada y trabajadora. Tampoco se han significado tanto como la de «Pisly» en las manifestaciones que se han producido tras la muerte de ambos. «Amin» trabajó con su padre en el bar durante el pasado verano, pero las fuentes consultadas creen que fue tentado por «Ñaca» y «Pisly». «Posiblemente "Amin"sea la auténtica víctima de toda esta historia y el que ha pagado el pato».