Valencia

Un ayuntamiento patrocina una pelea de mujeres en una piscina de chocolate

Imagen del cartel promocional
Imagen del cartel promocionallarazon

Compromís acusa al consistorio de avalar una fiesta en el que se veja a la mujer y el ayuntamiento responde que no hizo ninguna aportación económica y que obligó a suspender el acto cuando comprobaron lo que estaba ocurriendo

La portavoz del Grupo Municipal de Compromís en el Ayuntamiento de Bellreguard (Valencia), Alicia Boigues, ha denunciado la colaboración del Ayuntamiento en un acto de las fiestas patronales que se celebró el pasado viernes, en el que dos mujeres se peleaban en una piscina de chocolate. Así, el consistorio aparece como patrocinador del evento en el cartel promocional. Boigues considera que "es impropio de una administración pública apoyar este tipo de actos que denigran la imagen de las mujeres".

Compromís también denuncia que el alcalde del municipio está coartando la libertad de expresión de la ciudadanía que se ha mostrado crítica con este tipo de actos. Boigues ha confirmado que que el alcalde ha llamado a capítulo a un vecino que reprobó la celebración del acto en las redes sociales a su despacho a un vecino que manifestó su reprobación a las redes sociales. "Pensamos que estas prácticas son más propias del franquismo, ya que las personas son libres de manifestar su opinión. Un alcalde nunca puede hacer uso de su autoridad para coartar la libertad de expresión, un derecho fundamental de todas y todos", dijo.

Sin embargo, nada más conocer que se trataba de una fiesta erótica, decidió poner fin a su celebración y aclaró que el evento lo organizó la Filà Dracs, en la carpa que el consistorio pone a disposición de diferentes colectivos estos días. El primer edil, Jaume Ascó (PP), ordenó dar por acabada la fiesta sobre la una de la madrugada cuando tuvo conocimiento de que "se sobrepasaban ciertos límites"y señaló que el ayuntamiento "no ha hecho ninguna aportación económica. Es una fiesta impropia de para las fiestas del pueblo". Dicha fiesta fue organizada por Filà Dracs, una comparsa cristiana de moros y cristianos, con el objetivo de llamar la atención, que la gente comprara la entrada y pudieran recaudar fondos. La voz de alarma la dio el concejal de Agricultura, Llorenç Millet, que llegó a la convocatoria sobre la una de la madrugada y vio lo que allí sucedía.