Santiago de Compostela

«Un vagón voló por los aires y se elevó más de seis metros»

Un viajero del primer vagón destaca que era "muy difícil sacar a la gente"del tren siniestrado

Abel Rivas e Iván Ramos, dos jóvenes vecinos del lugar donde se produjo el accidente ferroviario en las cercanías de Santiago de Compostela han sido de las primeras personas en prestar auxilio a las víctimas. Ambos jóvenes, de entre 25 y 30 años, dijeron sentirse "muy impactados"y afirmaron que habían presenciado escenas como nunca habían visto. "Escuchamos un ruido tremendo, enorme, como nunca. Bajamos y ya vimos el convoy separado en dos trozos", explicaron en declaraciones a Efe. "Estamos muy impactados, es inexplicable", dijeron.

Vicente, otro vecino de la zona, cuya casa está a unos diez metros de la vía, dijo a Efe: "Ha sido un atentado como una casa".

Iván y Abel se encontraban en casa a escasos metros de las vías cuando se produjo el accidente del tren en el que viajaban 224 pasajeros.

"Vimos una polvareda enorme y uno de los vagones estaba ya incendiado", dijeron, e indicaron que veían a "gente demacrada sacando niños".

Una vez en el lugar del accidente los dos jóvenes voluntarios narraron que comenzaron a sacar a los heridos y a trasladarlos hasta el puesto avanzado que el servicios de urgencias 061 instalaron en las proximidades.

Según su versión, las personas que viajaban en el vagón que quedó sobre el terraplén han sido las peor paradas.

Ninguno de los dos jóvenes dice ser capaz de indicar a qué velocidad podía circular el tren en el momento del accidente, pero no descartan que pudiese ir "un poco rápido".

Esta opinión contrasta con la de otros vecinos de la zona, quienes indicaron que el tren se desplazaba a la velocidad habitual para hacer su entrada en la estación de Santiago.

Otro vecino de la zona, de nombre José Luis, atendió a dos vecinos de Valladolid que viajaban en el tren y explicó que los propios pasajeros del tren fueron los primeros en prestar auxilio.

Testigos presenciales explicaron que uno de los vagones del tren voló por los aires y se elevó más de seis metros hasta impactar con el palco de la música existente en el lugar, el cual destrozó.

Un viajero del primer vagón del tren siniestrado este miércoles en Santiago, el guardia civil Oscar Mateos, ha explicado que tras el accidente "era muy difícil sacar a la gente"porque "había cientos por el medio"y otros efectos.

Mateos ha explicado, en declaraciones a los medios a las puertas del servicio de Urgencias del Hospital Clínico, que él viajaba en el primer vagón tras la máquina con un amigo y ambos se encuentran bien tras ser atendidos por "rasguños".

José Luis, que reside a aproximadamente un kilómetro del lugar exacto del accidente, en la parroquia de Angrois, relató a Efe que estaba en un bar con unos amigos y escuchó un fuerte estruendo, y que al ver pasar numerosos vehículos policiales decidieron seguirlos para comprobar qué había sucedido exactamente.

Apenas habían llegado las primeras unidades de emergencias, que solicitaban a los vecinos que aportaran mantas y agua, y José Luis y sus amigos ya habían optado por ello y por colaborar en la excarcelación de algunos accidentados.

Consiguieron sacar de uno de los vagones a un varón de 30 años y a otro de 60, ambos procedentes de Valladolid, quienes aturdidos y desorientados lo primero que hicieron fue preguntar por su pareja, y el más mayor, por su esposa.

Por su parte, algunos de los pasajeros que han resultado heridos dijeron que no escucharon ninguna explosión antes del descarrilamiento.

Mientras los equipos de emergencias se afanaban en evacuar y atender a las víctimas se vivieron algunas escenas de tensión, como la protagonizada por una señora que gritaba "¿dónde está mi hija? Necesito verla".

Afirmó que su hija viajaba en el tren accidentado y que había ido a recogerla a la estación de Santiago.

Pasadas varias horas desde el accidente, alrededor de medio millar de personas, colocadas tras un cordón policial, siguen atentas a las labores de los servicios de emergencia.