Crimen de Asunta

Una colilla del padre junto al cadáver

Los dos detenidos salen de la vivienda materna escoltados por la Guardia Civil
Los dos detenidos salen de la vivienda materna escoltados por la Guardia Civillarazon

Las pruebas halladas por los investigadores señalan a los padres de la niña como únicos implicados en el asesinato de su hija

Lacolilla de un cigarro del padre, las cuerdas olvidadas, los sedantes y las contradictorias declaraciones sobre lo que ocurrió el día del crimen son algunas de las pruebas que vinculan directamente a los padres con la muerte de Asunta, la pequeña de 12 años cuyo cadáver fue encontrado durante la madrugada del pasado domingo en Teo. No habrá más detenidos, a pesar del extendido rumor de que la madre mantenía una relación con un marroquí (algo que era vox pópuli entre los vecinos). No es cierto que éste hubiera participado en la muerte de Asunta. La Guardia Civil descartó ayer a este periódico que «el marroquí, que mantenía una relación afectiva con la madre, vaya a ser detenido. No se ha encontrado ninguna prueba que lo relacione directamente con la muerte de Asunta o con la posibilidad de que hubiera podido participar, por lo que no va a ser detenido». Los investigadores también tratan de averiguar la procedencia de una colilla encontrada en el lugar del crimen y tratarán de desvelar si tiene alguna relación con el padre de Asunta

El círculo se cierra únicamente sobre los progenitores. «Ambos participaron, de un modo u otro en la muerte de la hija y, por las pruebas recogidas, no se espera ninguna detención más», aseguraron otras fuentes consultadas por LA RAZÓN. De hecho, la hipótesis que cobra más fuerza, según fuentes de la investigación, es que la madre fuera la que hubiera asesinado a la niña y el padre colaborara para deshacerse del cuerpo, lo que le convertiría en cooperador necesario, en lugar de encubridor, ya que la pareja no había formalizado los trámites de divorcio.

Entre las pruebas que implican al padre se encuentra una colilla hallada cerca del cuerpo sin vida de la pequeña, las cuerdas olvidadas y otro detalle importante: los sedantes que se supone que se emplearon para acabar con la vida de la pequeña. «Son de la misma marca que los que consumía su madre», aseguran las citadas fuentes. El padre los compró el mismo día de la muerte de la niña. Tras las pruebas recogidas durante los tres registros realizados entre ayer y el pasado miércoles, los agentes de la Guardia Civil procedieron a interrogar a los progenitores de Asunta. El cansancio jugaba en su contra. Podrían desmoronarse. Ése era el objetivo.

Pero ya por la noche, la Guardia Civil informaba a este de periódico de que los padres se habían negado a declarar. Era una actitud que entraba dentro de lo previsto. Pueden acogerse a este derecho, pero si no tuvieran nada que ver con los hechos (no hay que olvidar que se trata de la muerte de su hija, su única hija), tampoco deberían tener nada que ocultar.

Acabada la toma de declaración, ambos seguían acusados de un presunto delito de homicidio. Aunque en un principio estaba previsto que a las 16:00 horas la madre pasase a disposición judicial, finalmente no fue así. Será a las 8 de la mañana de hoy cuando el juez José Antonio Vázquez Taín les tomará declaración, empezando por Charo. A continuación lo hará el padre, según informó el TSJ de Galicia. Será entonces cuando se den a conocer los delitos que se les imputan. Pero todo apunta a que será ella la que se llevará la peor parte. Asunta no aparece en el testamento de los abuelos, aunque recibió bienes en vida, tal y como avanzó «La voz de Galicia». De modo que, a medida que pierde fuerza la hipótesis de la herencia, gana terreno la posibilidad de que fuera ella la que decidiese acabar con la vida de su hija y él pudiese participar de algún modo encubriendo a su ex pareja por amor. Últimamente se les veía más juntos que antes, a pesar de tener ella una relación afectiva con un marroquí. También hay un vídeo captado por una cámara de seguridad que identifica la silueta de la madre acompañada, casi con total seguridad, por un adulto en el trayecto entre la casa de la madre y la finca de los abuelos, según avanzó ayer Antena 3.

La otra hipótesis es que Asunta conociera algo que «no debiera saber» de la muerte de su abuelo. «Se dice que ella sabía algo sobre el fallecimiento de ellos y que podría haberlo contado en el blog que tenía, que abrió al poco tiempo de morir su padre», relata una vecina de Santiago durante el registro del piso en el que vivía Charo con su hija. Un registro en el que les increparon con gritos de «asesino, asesina» una y otra vez. «Que los maten», dijo Rosario Villarongo Porto.

Los espíritus del blog de Asunta

Las sombras que proyecta la arboleda del parque de La Alameda, en Santiago de Compostela, cubren a los santiagueses, que en sus mañanas estivales pasean por este lugar, a pocos minutos de la catedral. En julio de 2012, el parque se quedó huérfano de uno de los lugareños que dedicaba horas a recorrer los entresijos del recinto, Francisco Porto Mella, el abuelo de Asunta. La Alameda era uno de los rincones de la ciudad más especiales para el abuelo de la menor asesinada, que apareció muerto en su casa de Santiago el 26 de julio de 2012. Justo ocho días antes de que Asunta perdiese a su abuelo materno, presuntamente muerto por causas naturales, la niña creó un cuaderno de bitácora. Con el título de «Asunta», la menor presentaba su blog como un espacio donde daría «caza a los fantasmas de tres parques de Santiago: La Alameda (muy próximo al instituto Rosalía de Castro donde ella estudiaba) Belvís y Bonaval». Según la menor, ella no era la única autora de este espacio, sino que lo hacía junto a Sophie Elizabeth Paton, una profesora de Inglés a domicilio que residía en A Estrada y con la que la pequeña mantuvo contacto, según recoge «La Voz de Galicia».

Cuando la pequeña Asunta decidió escribir un relato, optó por narrar una historia sobre familias, muerte y espíritus. En un primer momento, las líneas podían dejar entrever alguna pista importante para la investigación. «Primero, contaremos la historia del parque de La Alameda. Érase una vez una familia feliz: una mujer, un hombre y un hijo. Un día la mujer fue asesinada. El hombre quiso tomar represalias contra la persona que mató a su mujer (Anna), pero él también murió, porque intentó tomar represalias pero el hombre malo mató a John, el marido. Su cuerpo está en el parque de La Alameda y su espíritu también. Él espera que el espíritu de su mujer venga con él. Cada día él se sienta en los bancos. El cuerpo y el espíritu de su mujer están en el parque de Velvís». La segunda y última vez que la adolescente actualizó su diario fue el 3 de septiembre de 2012 al escribir la historia.

Su abuela, María del Socorro Ortega Romero, murió también en la casa y fue encontrada por Francisco, cuando después de dar su habitual paseo, encontró a su mujer sin vida, tal y como menciona el diario gallego. ¿Es un mero trabajo escolar o hay algo más en el relato? Fuentes de la investigación reiteran a LA RAZÓN que el espacio creado por Asunta no está siendo desmenuzado para buscar alguna conexión con la muerte de sus abuelos. Sólo fue la imaginación de Asunta, dicen. Informa Laura Benito.