Asuntos sociales

Una de cada cuatro divorciadas o separadas vende su anillo de boda

Una de cada cuatro divorciadas o separadas vende su anillo de boda
Una de cada cuatro divorciadas o separadas vende su anillo de bodalarazon

Es un hecho que hoy en día las relaciones de pareja, así como los matrimonios, no tienen nada que ver con lo que eran hace 50 años

Es un hecho que hoy en día las relaciones de pareja, así como los matrimonios, no tienen nada que ver con lo que eran hace 50 años. Urge el presente y sacar la mayor rentabilidad al momento, por lo que el apego sentimental a las alianzas de boda, en muchos casos, es prácticamente nulo cuando el matrimonio ya se ha disuelto.

Un estudio realizado por Bonhill, expertos en la compra de alta joyería y relojería, ha demostrado esta tendencia “Carpe Diem” que tiene el amor en nuestros días. Según la investigación, una de cada cuatro mujeres divorciadas o separadas vende su anillo de boda, cosa que hace décadas era impensable.

El estudio de la compañía estadounidense, que consta de ocho preguntas realizadas a 400 féminas separadas o divorciadas de Madrid y Barcelona, revela que el 45% de las encuestadas han pensando en vender su alianza de boda una vez que el matrimonio ha llegado a su fin y finalmente un 25% lo acabó haciendo. Las principales razones de aquellas que se resisten a venderlo están el recuerdo emocional (para un 35%) y el desconocimiento del sector, ya que un 13% declara no saber dónde venderla. Hubo un 17% que aseguró que, aunque no lo había hecho todavía, estaba considerándolo para el futuro.

Según el Consejo General del Poder Judicial en España, tan sólo en 2015, sumando nulidades, separaciones y divorcios, el total era de 101.357 casos. Así, tomando los porcentajes del estudio elaborado por Bonhill, 45.611 mujeres se plantearon vender su anillo de bodas y 25.340 lo terminaron vendiendo.

Como explican desde Bonhill: «Las conclusiones son claras. El valor sentimental está bajando puntos a favor de la rentabilización del tiempo perdido, y no solo pasa con las alianzas». La compañía afirma que cada vez son más son más las personas que acuden a ellos para vender joyas y relojes que llevan tiempo sin usar, que han heredado o que simplemente «han pasado de moda».

¿Hasta dónde somos capaces de llegar para «rentabilizar» el tiempo perdido? ¿Es una cuestión de desamor, venganza o de dinero? La única respuesta que se puede poner sobre la mesa es que, quizás, la sociedad ha perdido cierta sensibilidad con el paso del tiempo, y eso se refleja en estas ventas.