Investigación científica
Una proteína contra la ELA
La modificación de un solo gen reduce los síntomas de la enfermedad en ratones
La modificación de un solo gen reduce los síntomas de la enfermedad en ratones
Trabajan en dos universidades distintas. Unos en Standford y otros en Utah. Estudian dos enfermedades diferentes (la ataxia y la Esclerosis Lateral Amiotrófica, ELA) y han utilizado estrategias de investigación distintas. Pero ambos grupos de científicos han llegado al mismo destino, una proteína sencilla que, según publicaba ayer la revista «Nature», puede abrir una ventana de oportunidad para el tratamiento de los dos males hasta ahora intratables. La proteína en cuestión se llama ataxina-2 y, a partir de ahora, a buen seguro se va a convertir en una de las estrellas de la investigación neurológica.
En Stanford, los científicos han estudiado ratones de laboratorio a los que se había provocado una enfermedad equivalente a la ELA humana, la enfermedad neuromuscular que cursa con la degeneración de las motoneuronas encargadas de regular el movimiento voluntario y que en España afecta a unas 4.000 personas. Mediante el control de la ataxina-2 han logrado un resultado sorprendente. Los ratones que no son tratados suelen sobrevivir 29 días a la enfermedad, los que recibieron tratamiento pudieron vivir hasta 400 días.
La ELA es un mal que afecta a las citadas células neuronales y provoca la degeneración progresiva de los músculos. Los pacientes pierden progresivamente la capacidad de moverse, hablar o respirar de manera autónoma. Aunque no se conocen bien sus causas, algunas investigaciones la han relacionado con factores ambientales, la edad o la exposición a agresiones químicas. Pero también se ha sospechado que ciertas mutaciones genéticas pueden ser responsables de su aparición.
Un indicador eficaz de la enfermedad es la agregación de excesivas cantidades de proteína TDP-43 en el cerebro. De manera que se cree que eliminar esta proteína podría ser una buena estrategia terapéutica. Pero la TDP-43 es fundamental para que vivan las células. Acabar con ella no es buena idea.
Se sabe, sin embargo, que una segunda proteína, la ataxina-2 ayuda a algunas células a sobrevivir cuando comienzan a producirse las acumulaciones de la primera. Esta, sin embargo, no es esencial en condiciones normales.
¿Cuál es la relación entre estas dos sustancias y la enfermedad? Los investigadores de Stanford han diseñado ratones cuyas neuronas producen TDP-43 humana en grandes cantidades. Todos generan algunos síntomas similares a la ELA y empiezan a producir acúmulos de proteína en el cerebro. Paralelamente, a algunos de estos ratones se les modificó genéticamente para que no pudieran producir ataxina-2. Con sólo la mitad de ataxina-2 los ratones mejoraban ligeramente su esperanza de vida, pero cuando la ataxina era suprimida por completo los animales vivían hasta 20 veces más.
El siguiente paso fue crear un producto químico que fuera capaz de eliminar la ataxina del cuerpo. Existen sustancias llamadas oligonucleótidos antisentido cuya función en pegarse al ARN mensajero de las células y evitar el correcto funcionamiento de un gen. Es como un obstáculo químico para que los genes no hagan correctamente su función de codificar proteínas. Uno de estos oligonucleótidos puede bloquear la producción de ataxina en ratones y reducir la sintomatología del ELA en ratones que todavía no han expresado la enfermedad. No se sabe aún si tendrá el mismo efecto en animales que ya han desarrollado el mal.
La ataxina-2 también se ha mostrado eficaz para combatir en ratones los síntomas de la ataxia, según ha demostrado el equipo de Utah. La ataxia más que una enfermedad es un grupo de síntomas producido por dolencias neuromotoras que provocan torpeza, pérdida de control o de sensibilidad.
Ambas investigaciones suponen un paso adelante, aún pequeño, pero prometedor, en el conocimiento de dos males a los que todavía la ciencia no sabe bien cómo enfrentarse.
✕
Accede a tu cuenta para comentar