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«Entraron matando. Nos atacaban con cal viva y lanzallamas caseros»

602 inmigrantes rompieron con radiales la alambrada y lanzaron a los agentes excrementos.

Unos 400 inmigrantes subsaharianos lograron hoy acceder a la ciudad española de Ceuta tras un salto masivo a la valla fronteriza / Foto: Efe
Unos 400 inmigrantes subsaharianos lograron hoy acceder a la ciudad española de Ceuta tras un salto masivo a la valla fronteriza / Foto: Efelarazon

602 inmigrantes rompieron con radiales la alambrada y lanzaron a los agentes excrementos.

«Nos tiraban botellas con algún producto químico y excrementos». «Lanzaban cubos con cal viva y nos atacaban con lanzallamas caseros». «Estaban muy organizados. Han entrado matando». Así describen los guardias civiles que protegen la frontera de Ceuta el asalto masivo de ayer a la valla, en el que los cerca de 800 inmigrantes que intentaron entrar en España (602 lo consiguieron) «actuaron con mucha violencia». Tanta, que fueron 22 los agentes que resultaron heridos. «Es uno de los más violentos con los que se ha encontrado la Guardia Civil y se ha podido producir una desgracia», resumía la Asociación de Suboficiales del Instituto Armado (ASESGC).

Ninguno de los guardias civiles consultados por este periódico recuerda un incidente así, sobre todo por lo «preparados que venían». Y es que, el de ayer no fue un asalto al uso. Los inmigrantes iban armados con todo tipo de instrumentos y cubiertos con elementos de protección, como una veintena de ellos, con máscaras antigás.

Todo comenzó sobre las 2:00 horas de la madrugada de ayer. Las cámaras de la frontera comenzaron a detectar movimiento en el lado marroquí, frente a la loma de las Lanzas, algo en principio habitual, pues los subsaharianos aprovechan la noche para buscar el mejor punto de entrada. Durante las cuatro horas siguientes, unos 800 inmigrantes se dispersaron por seis puntos diferentes y sobre las 6:30 horas, comenzó el asalto. «Primero ha llegado un primer grupo con máscaras antigás, escudos y parapetos caseros. Tras ellos, otros con cizallas y radiales para romper la alambrada y, de pronto, ha llegado una marabunta tirando de todo», comenta uno de los agentes. «Lanzaban botellas con orina y excrementos y algún producto químico que no sabemos qué es pero que dejó un olor insoportable y algunos acabaron vomitando». La gran «sorpresa» fue que los inmigrantes les tiraron cal viva, algo para lo que «no estamos preparados», denunció el portavoz de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), Juan Fernández.

El Instituto Armado, en un comunicado, confirmó esa violencia: «Utilizaron material defensivo como escudos, protectores corporales artesanales, lanzaban de manera virulenta recipientes de plástico con excrementos y cal viva y tenían aerosoles a modo de lanzallamas, piedras y palos». A un capitán le vaciaron encima una botella de excrementos y «tras ducharse seguía oliendo». Incluso se encontraron cócteles Molotov.

El hecho de que usasen varios puntos de entrada también jugó en contra de los agentes: «Ha provocado que una pareja de guardias civiles se encuentre frente a 60 o 70 asaltantes armados con ganchos, palos con clavos, cal viva...», denunciaba la Asociación Independientes de la Guardia Civil (IGC).

En total, cerca de 800 intentaron entrar en la ciudad autónoma y sólo 602 lo lograron, los cuales, ya en suelo español, continuaron lanzando piedras a los agentes y a sus vehículos, rompiendo los cristales de tres de ellos. A partir de ahí, iniciaron una carrera en dirección al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes. En los alrededores de la frontera quedaron los restos tras cerca de una hora de batalla: ganchos y punzones caseros, aerosoles, palos, bolsas llenas de cal, cizallas...

El resultado: 22 guardias civiles atendidos en el hospital de «quemaduras químicas, ojos inflamados, contusiones y trastornos respiratorios», como confirmó la Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC). Uno tuvo que ser ingresado con lesiones en los ojos. Junto a ellos, 16 inmigrantes fueron trasladados también al hospital. El asalto y la violencia con la que se llevó a cabo obligó a reforzar las urgencias hospitalarias.

Tras el incidente, las asociaciones de guardias civiles denunciaron la «inseguridad» que viven los agentes en la frontera. Desde la AUGC avisaron del riesgo que sufren al tener que enfrentarse cuerpo a cuerpo a los que logran saltar, «porque tienen prohibido usar cualquier material de contención y las mafias lo saben». Mientras, desde la AEGC denuncian que el anuncio de retirada de las concertinas no va acompañado de un «plan B de seguridad para esta zona caliente». Por su parte, IGC calificó la situación de «insostenible debido al efecto llamada».

En lo que va de año, 1.426 personas han logrado entrar de manera ilegal en Ceuta, 94 más que en el mismo período de 2017.