Polémica

Voto a favor en Reino Unido del suicidio asistido

La Cámara de los Comunes pasó la controvertida propuesta con 314 votos a favor y 291 en contra

Parlamento de Westminster
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En un paso legislativo sin precedentes, los parlamentarios británicos aprobaron hoy el controvertido proyecto de ley para legalizar el suicidio asistido para pacientes en fase terminal, avivando un intenso debate social que desde hace tiempo lleva protagonizando las portadas.

Tras una intensa jornada, donde los diputados tuvieron libertad de conciencia sin tener que seguir ninguna línea marcada por los partidos, la Cámara de los Comunes pasó la propuesta con 314 votos a favor y 291 en contra, una estrecha mayoría de 23 escaños que supone una marcada caída del apoyo respecto a la primera fase de tramitación de la legislación en noviembre.

El debate de ayer duró casi cinco horas. No obstante, se trata de una cuestión que llevaba una década en Westminster. En 2015 se intentó sacar adelante por primera vez. El intento fue fallido, pero tras una creciente presión de sectores ciudadanos y organizaciones, la propuesta volvió a ponerse sobre la mesa.

La Cámara Baja estaba ayer llena y la jornada estuvo marcada por discursos meditados. La laborista Diane Abbott habló en nombre de un número considerable de parlamentarios al afirmar que apoyaba el principio de la muerte asistida, pero se oponía a los detalles de esta legislación. Por su parte, la también laborista Kim Leadbeater, responsable de presentar el proyecto de ley, advirtió sobre la alternativa: «Intentos de suicidio, trastorno de estrés postraumático, viajes solitarios a Suiza, investigaciones policiales». En concreto, el texto establece que personas diagnosticadas con enfermedades terminales y una esperanza de vida inferior a seis meses podrán solicitar el suicidio asistido, siempre y cuando puedan ingerir por sí mismas la sustancia letal. No obstante, tras la primera fase de tramitación el año pasado, el proyecto ha sufrido varias modificaciones clave. Tiene que haber evaluación médica obligatoria por parte de dos doctores. La decisión final no recaerá en jueces, sino en un comité de expertos independientes. Se incluye la objeción de conciencia para personal médico, farmacéutico o sanitario. Se creará un consejo consultivo sobre discapacidad y se designarán expertos en salud mental para apoyar a pacientes vulnerables.

Según una encuesta del instituto YouGov, el 73 % de la población británica respalda la ley tal como ha sido redactada. Con todo, el proyecto de ley debe pasar ahora el examen de la Cámara de los Lores.

Tradicionalmente, los lores no modifican sustancialmente los proyectos de ley. Pero una legislación que ha sido modificada repetidamente podría requerir cambios significativos de aquí a su implementación legal, previsiblemente no antes de 2029.

Actualmente, el suicidio asistido es ilegal en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, y puede acarrear hasta 14 años de prisión por incitación o complicidad. En Escocia, aunque no está tipificado como delito específico, puede considerarse homicidio voluntario. Recientemente, la isla de Man se convirtió en el primer territorio británico en legalizar el suicidio asistido, aprobando una ley similar en marzo de este año.

Mientras tanto, la votación de hoy no sólo marca un parteaguas legislativo, sino también un cambio cultural sobre el final de la vida, que ya resuena en la sociedad británica y podría influir en futuras decisiones en otros países europeos.