Sucesos
Los periodistas mueren menos
Un total de 49 periodistas fueron asesinados en el año que acaba de terminar. Se trata de la cifra más baja desde 2003, en parte, por la menor cobertura que hace la Prensa internacional de los conflictos
Como señala Alfonso Armada, presidente de la sección española de «Reporteros Sin Fronteras» en la presentación del informe anual sobre la violencia contra los periodistas que realiza esta ONG, detrás de una buena noticia –la reducción en un 40 por ciento del numero de informadores asesinados en el mundo– late la constricción de la actividad profesional. Cada vez hay menos enviados especiales extranjeros en las zonas de conflicto y, cada vez, los grandes medios de comunicación dedican menos dinero e inversiones a las noticias internacionales. De hecho, todos los periodistas asesinados en 2019 eran informadores locales, la mayoría muertos en países que, teóricamente, se encuentran en estado de paz, como México, que se ha revelado, un año más, como el peor lugar del mundo, junto con una Siria en guerra, para ejercer el periodismo. Diez colegas han sido asesinados en el país azteca el pasado año, sin que las autoridades mexicanas hayan sido capaces de llevar ante la Justicia a uno solo de sus asesinos, confirmando la asombrosa impunidad de que gozan estos criminales. De los 49 casos reconocidos por «Reporteros Sin Fronteras», 31 fueron asesinatos deliberados, es decir, con la intención de acallar una voz crítica o impedir una investigación, como los del periodista ghanés Hussein Suale, que investigaba la corrupción en el fútbol; los paquistaníes Ali Sher y Mirza Wasseen, que denunciaban tráfico de influencias en el poder municipal, y el ucraniano Vadym Komarov, azote de políticos corruptos. El resto, 18, murieron en lo que nuestro mundillo califica como «gajes del oficio». Como la norirlandesa Myra McKee, por una bala perdida cuando cubría una revuelta republicana en Derry, o el cámara nigeriano Precious Owolabi, alcanzado por disparos de la Policía en el transcurso de una manifestación. Respecto a los países más carceleros y enemigos de la libertad de expresión, repiten China, Egipto y Arabia Saudí. También destacan en esta triste lista Turquía, Siria y Vietnam.
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