Madonna pierde el oremus
Anda la diva desquiciada. A la deriva y sin faldas. Qué difícil seguir las locas ondas gravitaciones emitidas por una cantante empeñada en renacer como agujero negro de la que fue. No ayuda que su última obra (más o menos) potable, «Music», sea de 2000, ni el enojoso empeño en competir con las adolescentes pop, ni transformar un concierto en el diván del psicoanalista...