La jet-set egipcia observa con distancia la revolución
Hassan ya está a menos de diez metros del hoyo y necesita cambiar de palo. Con gestos de impaciencia llama a su «caddie», un muchacho que acude corriendo, cargado de bultos, y tropieza en un montículo de hierba. En el barrio pudiente de Zamalek, a media hora andando de las protestas de la plaza Tahrir, la jet-set cairota se relaja en uno de los mejores centros recreativos de Oriente Medio.