¿Quién se acuerda de Rivera? (o por qué interesa Tamames)
Pasados los ochenta es imposible hacer el ridículo, son los jóvenes los que han de ir con más cuidado del que acostumbran
Pasados los ochenta es imposible hacer el ridículo, son los jóvenes los que han de ir con más cuidado del que acostumbran