Teatro
Yolanda Ramos: «Conocer a Tamara Falcó ha sido una experiencia vital extraña»
Encantada con su compañera de «reality», la intérprete continúa con su papel de Madre Bernarda en «La llamada»
Yolanda Ramos es el caos, y quizá sea ello uno de los grandes secretos de su éxito. Te habla acelerada, como si no le diera la vida. Va y vuelve en unas respuestas que alterna con risas y aspavientos. Y, como recientemente demostró en «MasterChef», es imprevisible. Eso debieron pensar Los Javis (Calvo y Ambrossi) cuando intentaron ficharla por primera vez para «La llamada». Le confesaron que estaban pensando en ella para hacer de la Madre Bernarda, pero ahí quedó la cosa: «Si te digo la verdad, no sé con cuál de los dos hablé». Mucho más tarde se los encontró en un evento: «No sabía ni quiénes eran. Y no porque no fueran famosos, sino porque yo soy como un “zombie”», explica la actriz. De aquel encuentro salió su papel de Noemí Argüelles en «Paquita Salas». «¿Y de “La llamada”, qué?», le recordaron Los Javis, que, entonces sí, la convencieron para un trabajo que desempeña desde octubre y que ha ampliado por varias funciones hasta final de año en el Teatro Lara.
–¿Es siempre tan despistada?
–(Ríe) Un poquito. Cada vez me pasa menos y con Los Javis hubo suerte porque me volvió la oportunidad.
–Eso es que tiene el privilegio de poder elegir trabajo.
–Qué va. Tengo que hacer lo que buenamente pueda para comer como todo hijo de vecino. Ojalá pudiera elegir, porque trabajaría mucho menos.
–Ahora le ha tocado «rezar», ¿qué tal lleva el hábito?
–Me había puesto trajes de novia por curiosidad, pero estos nunca, y he de decir que es muy gracioso cómo van, ¡llevan hasta bolsillos! Si fuera un disfraz te lo pones y ya, pero los de la función son hábitos comprados en tiendas religiosas y al ser de verdad impresiona un poco.
–Si son de verdad, eso será tela de la buena.
–Y tanto. Es de la gorda, deben de pasar un calor las pobres...
–Si a esto le sumamos su reciente paso por «MasterChef», supongo que hará unas pastitas o unas yemas de Santa Teresa excepcionales.
–Hago tetas de monja (ríe). No, la verdad es que no había caído. Confieso que, después de salir del programa, no practico mucho en casa. Lo que hago es por obligación. La quiche lorraine es una de las pocas recetas que sé hacer. Todo lo que me han enseñado en «MasterChef» es demasiado elaborado como para ponerme a hacerlo después de currar.
–Ni supongo que tendrá ese supermercado en casa...
–No, una pena, porque es una pasada.
–Después de «MasterChef» ha confesado en alguna entrevista que se le «va la bola».
–Cierto.
–¿Cuánto hay de verdad en todo ello?
–Mucho. Eso está más medido de lo que parece. Estamos de cara al público y no se te puede ir la cabeza. Otra cosa es el punto en el que cada uno tenga los límites.
–¿Se ríe tanto en el día a día?
–Ni mucho menos. Me tendría que reír más.
–Su tierra, Cataluña, está para pocas bromas.
–Si te digo la verdad, como estoy viviendo en Madrid he desconectado del tema. Soy bastante apolítica y ello me convierte en un ser empático con todas las partes. Soy una especie de pelele, creo en todo el mundo.
–En quien sí cree es en Tamara Falcó (compañera en «MasterChef»)...
–Ha sido maravilloso, una experiencia vital extraña y para ella me imagino que también. Antes me caía bien, aunque podía ser una imaginación mía porque no la conocía más que de alguna entrevista, y ahora ese sentimiento se ha multiplicado.
–Juntas han dado uno de los mejores momentos del programa hablando de las bragas del mercadillo, entre otras.
–Y lo que no se ve (ríe). Eso es mérito de ella porque si yo estuviera delante de un ser del que no entiendo nada no lo haría, pero como Tamara es tan normal, pese a la escala social de la que viene, acabas hablando como eres y ella igual. No hay ninguna crítica de ninguna de las dos. Estando con Tamara ni te acuerdas de que pertenece a la aristocracia, no lo tiene en cuenta ni para ella misma.
–Y después de estar en un clásico de la televisión actual como «MasterChef», ¿dónde le gustaría salir?
–Que vuelva el «1, 2, 3» y me fichen.
–Y, para terminar, veo en su Instagram que le ha dado por el deporte (reto Sprinter)...
–Es difícil porque no hago nada de ejercicio, pero ahora me han montado la Wii en casa, que es como más variado y se me pasa más rápido... Y si me apetece un cigarro pues me lo fumo en la cocina.
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