
Silk Road
Así era Silk Road: el mayor mercado negro de la Deep Web que puso el Bitcoin en el mapa
No solo cambió la manera en que se compraban drogas, armas y bienes ilegales, también impulsó al Bitcoin desde la sombra hasta los titulares del mundo.

Durante años, la Dark Web fue un territorio desconocido para el público. Sin embargo, a comienzos de la década de 2010 un nombre empezó a circular fuera de esos foros ocultos: Silk Road. Se trató de una página que funcionaba como un Amazon clandestino donde lo prohibido estaba al alcance de un clic. Drogas, documentos falsos, armas, malware y servicios ilegales se ofrecían a través de un sistema diseñado para esquivar la vigilancia policial.
La clave de su funcionamiento estaba en dos ingredientes: el anonimato que ofrecía la red Tor y el uso del Bitcoin como moneda de intercambio. Hasta ese momento, la criptodivisa era un experimento tecnológico conocido solo en círculos reducidos, pero Silk Road la convirtió en la herramienta perfecta para mover millones sin pasar por bancos ni gobiernos. Fue así como esta web marcó un antes y un después en la historia de Internet y de las criptomonedas.
El nacimiento de un mercado imposible
Silk Road fue lanzado en 2011 por un joven estadounidense llamado Ross Ulbricht, quien operaba bajo el alias de Dread Pirate Roberts (sí, como Cary Elwes en La princesa prometida). Inspirado por ideas libertarias y anarquistas, Ulbricht buscaba crear un mercado que escapase del control estatal y donde los individuos pudieran comerciar libremente, sin importar lo que estuviesen comprando o vendiendo. Duró desde febrero de 2011 a octubre de 2013.

El funcionamiento era sencillo. Uno se conectaba a través del navegador anónimo Tor, para una mayor privacidad, creaba una cuenta en Silk Road y exploraba el mercado dividido en categorías, como las que tiene cualquier tienda online. Los vendedores tenían valoraciones, existía un sistema de reputación y hasta se utilizaba un depósito en garantía para dar confianza en las transacciones. Eso sí, en lugar de pagar con tarjeta, se usaban bitcoins.
El Bitcoin como moneda principal
El impacto de Silk Road en las criptomonedas fue enorme. Hasta entonces el Bitcoin era visto como una curiosidad tecnológica creada en 2009 por el misterioso Satoshi Nakamoto. El mercado negro lo convirtió en la sangre que mantenía vivo todo un sistema económico paralelo, ya que entre 2011 y 2013, miles de usuarios compraban y vendían bitcoins exclusivamente para usarlos en Silk Road. Esto disparó su demanda y dio visibilidad mundial a la criptodivisa.

De hecho, se calcula que el portal llegó a mover más de 200 millones de dólares en transacciones solo en drogas, según Reuters, durante su corta vida, y gran parte de ese volumen pasó por Bitcoin. Esta asociación con la criminalidad fue un estigma del que la criptomoneda tardó años en desprenderse, pero también la catapultó a los titulares de prensa y atrajo a usuarios que vieron en ella un activo con potencial.
Perseguido por las autoridades
El auge de Silk Road no pasó desapercibido para las autoridades. Desde 2011, el FBI y la DEA comenzaron a rastrear la web, infiltrándose como compradores y vendedores para intentar identificar a su creador. El anonimato de Tor y las transacciones en Bitcoin complicaban la investigación, pero poco a poco los agentes fueron acumulando pistas.
En 2013, la operación culminó con el arresto de Ross Ulbricht en una biblioteca pública de San Francisco. Allí, el joven de apenas 29 años fue sorprendido con su portátil abierto, conectado a Silk Road y administrando el sitio en tiempo real. La página fue clausurada y sus servidores incautados, pero para entonces ya se había convertido en un símbolo de la Dark Web.
Llegó la condena ejemplar
El juicio contra Ulbricht fue seguido con gran atención mediática. Los fiscales lo acusaron de crear y dirigir el mayor mercado de drogas en línea del mundo, de blanqueo de capitales y de conspiración para cometer delitos informáticos. Aunque nunca se le pudo vincular directamente con venta de armas o asesinatos por encargo, y el proceso estuvo plagado de irregularidades, el juez decidió aplicar una condena ejemplar: cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.
Para muchos la sentencia fue desproporcionada, reflejando más un deseo de escarmentar que de impartir justicia. Grupos de activistas por la libertad en Internet y defensores de las criptomonedas señalaron que Ulbricht pagaba por haber sido pionero en un sistema que después otros replicaron con nuevos mercados aún más difíciles de cerrar.
El legado de Silk Road
Aunque Silk Road desapareció, su sombra se alargó durante toda la década. En cuestión de meses surgieron clones, como Silk Road 2.0, Agora o AlphaBay, replicando el mismo modelo de comercio anónimo. Muchos de ellos fueron también clausurados, pero otros lograron sobrevivir durante años, manteniendo viva la economía ilegal de la Dark Web.
En paralelo, Bitcoin siguió creciendo y diversificándose. Pasó de ser la moneda en el mercado negro de Internet a convertirse en un activo financiero global, cotizado en grandes plataformas y en carteras de inversión institucionales. Paradójicamente, la misma herramienta que permitió a Silk Road existir acabó siendo legitimada por el mercado y adoptada por bancos y empresas.
En octubre 2013, cuando Silk Road fue clausulada, un bitcoin rondaba los 150 dólares. En agosto de 2025 ha alcanzado su máximo histórico: 124.000 dólares. Se trata de una subida exponencial que hizo ricos a los primeros inversores, siempre y cuando no vendiesen demasiado pronto sus monedas, como el programador que compró dos pizzas por 10.000 bitcoin, una cantidad valorada actualmente en 1.130.232.999 dólares.
Ross Ulbricht recibe el perdón de Trump
No obstante, el 21 de enero de 2025, Donald Trump anunció un indulto total para Ross Ulbricht. El expresidente lo comunicó en Truth Social, calificando la condena de “ridícula” y revelando que había hablado con la madre de Ulbricht antes de hacerlo público. El fundador del mayor mercado negro online quedaba así libre tras pasar una década en prisión.
— Ross Ulbricht (@RealRossU) January 24, 2025
La medida dividió a la opinión pública. Defensores de las criptomonedas y libertarios lo celebraron como un triunfo frente a un castigo excesivo. Sin embargo, críticos y legisladores advirtieron que Ulbricht no era un mártir digital, sino alguien que facilitó un mercado de drogas con graves consecuencias reales y se lucró con ello.
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