Nuestro planeta

Consiguen recrear el sonido que produjo el cambio en el campo magnético de la tierra hace 41.000 años: es estremecedor

Científicos han transformado datos geofísicos de una inmensa inversión magnética que vivió la Tierra hace 41.000 años en una experiencia auditiva inquietante, revelando la furia de un planeta en transformación

El planeta Tierra
El planeta TierraUnsplash

Imagina poder escuchar el rugido de la Tierra, no el de un volcán o un terremoto, sino el de un cambio geológico tan monumental que alteró el destino de nuestro planeta. Pues bien, gracias a una ingeniosa interpretación de datos, podemos tener una idea de cómo sonó la dramática inversión del campo magnético terrestre que ocurrió hace unos 41.000 años. Y el resultado es estremecedor.

El sonido de un fenómeno que tardó 250 años en completarse

Nuestro planeta tiene un escudo invisible, una burbuja magnética generada por el hierro y el níquel líquido que burbujean en su núcleo. Esta magnetosfera se extiende miles de kilómetros en el espacio, desviando las partículas solares más dañinas que, de otra forma, arrasarían nuestra atmósfera y nuestra vida.

Pero este escudo no es estático; el Polo Norte magnético se mueve constantemente, y de vez en cuando, de forma aleatoria, el campo magnético de la Tierra decide dar un giro completo, invirtiendo su polaridad.

El último de estos eventos cataclísmicos, conocido como el evento Laschamps, ocurrió hace aproximadamente 41.000 años. Durante este periodo, el campo magnético se debilitó drásticamente, llegando a tan solo un 5% de su fuerza actual.

Esta debilitación abrió una brecha en nuestro escudo, permitiendo que un exceso de rayos cósmicos bombardeara la atmósfera terrestre. La huella de esta intensa radiación quedó preservada en el hielo y en los sedimentos marinos, con niveles del isótopo berilio-10 duplicándose durante el evento Laschamps. Estos átomos alterados se forman cuando los rayos cósmicos chocan con nuestra atmósfera, ionizando el aire y, se especula, dañando la capa de ozono. Las posibles consecuencias climáticas y el impacto en la megafauna australiana, o incluso en el uso de cuevas por los humanos, podrían estar relacionados con este evento.

Científicos de la Universidad Técnica de Dinamarca y el Centro Alemán de Investigación de Geociencias han logrado transformar datos del satélite Swarm de la Agencia Espacial Europea (que lleva midiendo señales magnéticas desde 2013) y evidencias de movimientos de las líneas de campo magnético en la Tierra.

Utilizaron estos datos para trazar el evento Laschamps y, en lugar de gráficos complejos, lo representaron con ruidos naturales, como el crujido de la madera o el estruendo de rocas colisionando. El resultado es una compilación de efectos que, sin ser un sonido literal, busca transmitir la inmensidad y la lentitud (la inversión tardó 250 años en completarse y se mantuvo en esa orientación inusual unos 440 años) de este colosal cambio geofísico.

Entender estos fenómenos extremos es vital para predecir futuras ocurrencias y evaluar sus efectos en el medio ambiente y en el sistema terrestre. Aunque anomalías recientes en el campo magnético, como el debilitamiento sobre el Atlántico sur, han suscitado preguntas sobre una inminente inversión hoy, la investigación actual sugiere que no están necesariamente conectadas con eventos de inversión de polaridad a gran escala.