
Emprendimiento
El fin de las grandes fábricas: así es la robótica en miniatura que aprende de los humanos y ensambla de todo
La revolución tecnológica conquista terreno a un ritmo sostenido y ahora esta empresa estadounidense demuestra que no todo debe hacerse a lo grande

La startup MicroFactory, con sede en San Francisco, está redefiniendo el panorama de la robótica y la fabricación al adoptar una estrategia singular: pensar en grande y apostar por lo pequeño. En lugar de desarrollar robots con forma humana y capacidad de hacer la colada o automatizar plantas industriales enteras, la compañía ha creado una fábrica robótica compacta, diseñada para ser generalista y aprender directamente de la interacción humana, integrando también la inteligencia artificial en su funcionamiento.
Según Igor Kulakov, cofundador y consejero delegado de MicroFactory, esta aproximación simplifica enormemente tanto el hardware como la IA, evitando la necesidad de formas humanoides para tareas de propósito general, línea en la que trabajó la compañía syncere.ai con su proyecto Lume, que iba más allá de ser una simple lámpara.
MicroFactory cambia el concepto de lo que se entiende por fábrica
Esta innovadora estación de trabajo de fabricación, cuya existencia recoge el medio especializado TechCrunch, tiene la peculiaridad de ocupar un espacio sensiblemente inferior al que uno pueda pensar al imaginar una fábrica convencional: su tamaño es comparable al de la caseta de un perro grande y en él alberga dos brazos robóticos. El habitáculo está diseñado para tareas de alta precisión y entre sus funciones se incluyen el ensamblaje de placas de circuito, la soldadura de componentes y el enrutamiento de cables.
Lo más distintivo es su método de aprendizaje: los usuarios pueden entrenar a los robots guiando físicamente sus brazos a través de movimientos complejos, una técnica que Kulakov asegura es más rápida y eficiente que la programación tradicional de IA para secuencias de fabricación intrincadas.
Asimismo, la génesis de MicroFactory se encuentra en la experiencia previa de sus fundadores, Igor Kulakov y Viktor Petrenko. Ambos dirigieron con anterioridad bitLighter, una empresa dedicada a la fabricación de equipos de iluminación portátil para fotógrafos.
La experiencia en fabricación tradicional les reveló la dificultad de formar a nuevos empleados en los procesos de producción. Esta problemática, sumada a los avances en inteligencia artificial que vislumbraban la posibilidad de automatizar tales trabajos, les impulsó a fundar MicroFactory en 2024.
Inversión y crecimiento a la vista
En este sentido, MicroFactory ha logrado cerrar recientemente una ronda de financiación pre-semilla de 1,5 millones de dólares, con la participación de inversores de la talla de ejecutivos de la empresa de IA Hugging Face y el inversor-emprendedor Naval Ravikant. Esta inyección de capital sitúa la valoración post-dinero de la joven startup en 30 millones de dólares y la empresa destinará estos fondos a la fabricación y envío de sus unidades.
Por otro lado, la compañía se encuentra actualmente en la fase de convertir su prototipo en un producto comercial, con la previsión de iniciar los envíos aproximadamente en dos meses. MicroFactory ya cuenta con cientos de pedidos anticipados por parte de clientes interesados en diversas aplicaciones. Además de la expansión de su producción, la empresa tiene planes para realizar nuevas contrataciones y proseguir con la mejora de su tecnología, incluyendo los modelos de inteligencia artificial que sustentan el funcionamiento de sus sistemas.
Finalmente, las expectativas de crecimiento de la empresa son ambiciosas. Igor Kulakov ha señalado el objetivo de incrementar su producción diez veces cada año, aspirando a fabricar un millar de robots durante el primer ejercicio, a razón de tres unidades al día aproximadamente. Las aplicaciones de estas microfábricas son de lo más variopintas, desde el ensamblaje de componentes electrónicos hasta el procesamiento de caracoles para ser expedidos a Francia como escargots.
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