
Creatividad
El giro de guion que nadie se esperaba: ya hay quien contrata a humanos para mejorar lo que hace la inteligencia artificial
Diseñadores gráficos, profesionales de la escritura o programadores comienzan a recibir encargos procedentes de empresas que habían optado por la IA tras obtener resultados deficientes de ella

Desde hace tiempo se escucha y se lee eso de que la inteligencia artificial va a dejar sin trabajo a un número elevado de profesionales de diferentes sectores. A ello, sin duda, colaboran predicciones como las del inversor Vinod Khosla, que considera que la IA puede sustituir ocho de cada diez empleos actuales.
Sin embargo y en contra de esa opinión, la realidad empieza a demostrar que tal vez se ha querido correr en exceso a la hora de ensalzar las bondades de la inteligencia artificial. Al menos así se ve si atendemos a lo que está sucediendo con profesionales de la creatividad. Bill Gates ya había vaticinado que a la inteligencia artificial le costaría llegar al nivel de creatividad y juicio de los humanos y es algo que recientemente se ha vito reafirmado con el testimonio de Lisa Carstens, diseñadora gráfica afincada en España.
Profesionales reales al rescate
Y es que Carstens, diseñadora freelance profesional, compartió unas palabras con la cadena de televisión estadounidense NBC News en las que confirma una sospecha que cada vez se extiende más: compañías que habían optado por la inteligencia artificial para realizar sus creatividades y grafismos tienen que recurrir a profesionales de carne y hueso para arreglar unos resultados de la IA que, para nada, cumplen sus expectativas.
Diseños en los que falta claridad, textos que no acaban de dar el resultado requerido e imágenes que pierden la calidad exigida para momentos en los que se hace imprescindible un logotipo de gran tamaño son algunos de los ejemplos que enumera la propia Lisa Carstens, que apunta que “hay gente que sabe que la IA no es perfecta, y luego hay gente que se acerca a ti enfadada porque no lo consiguió con IA”.
Esa parte que mezcla enfado y frustración para el cliente es precisamente la que motiva a Lisa Carstens a asumir el reto de ver dónde ha fallado la inteligencia artificial, hablar con el cliente, saber y comprender perfectamente qué es lo que busca y tratar de dar con ello. Una colaboración ante la falta de comprensión y aprendizaje que todavía muestra la inteligencia artificial.
Cuestiones a las que la IA no puede llegar
El hecho de crear una imagen de marca y unas señas de identidad son un proceso de importancia capital para cualquier empresa, por lo que requiere de una sensibilidad por parte de la diseñadora, más si cabe cuando el cliente llega con un sentimiento de desazón por no haber podido lograr en primera instancia un resultado óptimo: “Y hay que ser empático. No quieres que se sientan idiotas. Entonces hay que solucionarlo”, destacó Castens.
El diseño gráfico no es el único ámbito en el que se han comenzado a ver fallos a nivel de creatividad por parte de la inteligencia artificial: escritores que tienen que pulir redacciones que le llegan de ChatGPT con un nivel escaso y unos matices perfectamente reconocibles como artificiales o programadores que se encuentran con la tarea de corregir aplicaciones con errores y que han sido programadas con asistentes de inteligencia artificial.
Así pues, cuando parecía que la inteligencia artificial iba a llegar para dar a un lado con el trabajo humano nos encontramos en la situación opuesta, al menos en cuanto a creatividad se refiere. Con una IA que pese a crear el producto que se le pide lo hace con una calidad y unos errores que exigen de una corrección por parte de las manos expertas y la lucidez necesaria de una mente orgánica que dé verdadero sentido a dicha creación para que sea lo que el cliente final desea.
✕
Accede a tu cuenta para comentar