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Sam Altman, padre de ChatGPT, desvela el mayor problema que podría aniquilar a la IA: "Estamos trabajando muy duro en ello"
En un momento en que la meta de la inteligencia artificial general (AGI) está en boca de todos, el máximo responsable de OpenAI advierte de la mayor limitación que puede enfrentar la industria

Cuando parecía que la preocupación en relación a la inteligencia artificial era unidireccional y procedía solo de quienes avisan de sus peligros, resulta que surgen también temores entre quienes se encuentran más cercanos a ella. Son miedos con distinta naturaleza y razón de ser, pero ambos tienen a la disciplina de moda como protagonista.
Así, en un lado están científicos y expertos en IA, que consideran que habría que establecer control y criterio sobre su desarrollo para contar con tiempo suficiente de estudio. Todo ello pensando en establecer algún tipo de garantía de cara a la seguridad de la humanidad y su supervivencia incluso en un mundo en el que la inteligencia artificial supere la capacidad intelectual humana.
En el otro punto se encuentran los principales responsables de las compañías líderes en la investigación y desarrollo de inteligencia artificial, cuyo miedo se centra en la falta de recursos para continuar escalando el trabajo requerido para entrenar a sus distintos modelos. Y el recurso cuya escasez más preocupa no son las unidades de procesamiento, sino la electricidad que hará falta para abastecer los centros de datos que las alberguen.
Necesidad de fuentes de energía como prioridad
Así lo expuso Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, la empresa responsable del popular asistente ChatGPT, durante una entrevista concedida a Tyler Cowen, economista estadounidense que publica de manera regular en The New York Times y que cuenta con un pódcast en el que habla de actualidad con protagonistas de diversas áreas.
En su canal de YouTube, Conversaciones con Tyler, Cowen contó con la presencia del máximo responsable de OpenAI, que, durante la charla, dejó claro que uno de los mayores desafíos que enfrenta la evolución de la inteligencia artificial está en la cuestión energética. Una circunstancia que también preocupa en compañías de referencia como Google, quien incluso sondea la posibilidad de construir centros de datos en el espacio que aprovecharan la energía solar para su funcionamiento.
Durante el diálogo entre Sam Altman y Tyler Cowen, grabado con motivo de la Conferencia Progress organizada por el Roots of Progress Institute de Berkeley, y a respuesta de por qué razón no se fabricaban más unidades de procesamiento gráfico (GPU), Altman señaló que debido a que la principal demanda actual son los electrones, la energía que las alimente: “Necesitamos producir más electrones. Estamos trabajando duro en ello”, reconoció el directivo de OpenAI.
Un escollo que entidades como OpenAI trabajan por superar. En el horizonte, como solución a largo plazo, Sam Altman apuntó a dos energías que serán las que alivien la escasez a la que actualmente tiene que hacer frente la industria, que serán la solar y la nuclear: “A largo plazo estará dominada, creo, por la fusión y la energía solar. No sé la proporción, pero diría que esas son las dos ganadoras”, vaticinó.
Sam Altman no es el primero en plantear la opción de la energía nuclear para abastecer las instalaciones en las que se entrena y desarrolla la actividad referida a inteligencia artificial. Al igual que con el proyecto de trasladar centros de datos al espacio, Google también ha dado pasos adelante para contar con energía producida una central nuclear, estableciendo un pacto de con NextEra Energy para reactivar la planta Duane Arnold Energy Center, en el estado de Iowa, Estados Unidos.
Una muestra más de que la vertiente energética exige a la industria tecnológica buscar soluciones atípicas ante el reto de mantener el ritmo de sus centros de datos en un contexto de previsión de escasez energética, de control de fuentes de energía fósiles y de adopción de energías renovables.
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