
Fondo marino
El suelo del Mar del Norte se está poniendo al revés, los científicos están preocupados pero intrigados
Bajo las aguas del mar se ha originado un fenómeno inesperado: enormes estructuras geológicas han cambiado de posición: la tierra joven está donde debería estar la tierra vieja, y viceversa

En el fondo del Mar del Norte, los geólogos se han topado con una anomalía que no encaja en las reglas básicas de la Tierra: enormes fragmentos del lecho marino están boca abajo. El hallazgo, detallado en la revista Nature, ha desconcertado a los investigadores, que aseguran que nunca antes se había visto una inversión de capas tan extensa y bien preservada.
La clave está en un proceso llamado inversión estratigráfica, un raro fenómeno que, en este caso, ha dejado al descubierto que las leyes de la geología pueden ser más flexibles de lo que se creía. Realmente no es un acontecimiento único, puesto que ya se había documentado en otros lugares previamente; sin embargo, lo especial es la enorme extensión de este caso.
La magnitud del hallazgo sorprende a los científicos
El descubrimiento fue posible gracias a estudios sísmicos de alta resolución en el lecho marino. Las imágenes revelaron que las capas más jóvenes y densas de arena se habían hundido hacia abajo, empujando hacia arriba materiales mucho más antiguos y porosos. Así, lo que debería estar enterrado quedó en la parte superior, como si alguien hubiera volteado la estructura natural del terreno.

Los científicos han bautizado estas formaciones con dos nombres singulares:
- Sinkites para las arenas más compactas que cayeron hacia abajo
- Floatites para las capas viejas que, sorprendentemente, terminaron flotando sobre ellas
Según el equipo investigador, este proceso comenzó hace unos 5,3 millones de años, con la transición entre el Mioceno y el Plioceno. En aquella época, los movimientos sísmicos habrían fracturado el lecho marino, lo que permitió que la arena más pesada descendiera mientras los estratos más ligeros ascendían. Básicamente, fue como un intercambio de posiciones que acabó consolidado con el paso de millones de años.
Este fenómeno no es único, pero este caso resulta especial debido a su gran tamaño. Hasta ahora, las inversiones estratigráficas se habían documentado solo en contextos reducidos, a pequeña escala. No obstante, en el Mar del Norte ocupan extensas áreas que abarcan kilómetros de diámetro, lo que obliga a replantear la manera en que se entienden los procesos de formación del subsuelo oceánico.
No solo es una curiosidad, necesitamos comprender cómo cambia el suelo marino
Además, estas estructuras no solo suponen una curiosidad, sino que plantean implicaciones prácticas. Comprender cómo y por qué se producen resulta clave para sectores como el almacenamiento subterráneo de carbono, la prospección de recursos energéticos o incluso la evaluación de riesgos geológicos en plataformas marinas. Si las capas pueden reorganizarse a esta magnitud, es necesario conocer en qué condiciones lo hacen.
Este conocimiento también puede aportar pistas valiosas sobre la migración de fluidos en el subsuelo marino. Por ejemplo, ayudaría a entender cómo se comportan reservas de gas o petróleo, e incluso para anticipar filtraciones nocivas para el medio ambiente.
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