Tecnología

Vivir (o morir) a vista de dron

Los vehículos aéreos no tripulados nos vigilan. Tras ellos, todo tipo de intereses. Baratos y útiles pueden ser muy beneficiosos y también un arma mortal según en qué manos acaben.

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los drones dominarán el mundoJosé MaluendaLa Razon

Están ahí. Desde hace mucho. El asesinato del general iraní Qasem Soleimani por un dron de Estados Unidos ha provocado que la prensa internacional y los ciudadanos hablen de unos vehículos aéreos no tripulados como un arma indispensable en las batallas a medio plazo. La utilización de aviones o globos –sin tripulantes– vienen de antiguo. La tecnología actual, sin embargo, ha catapultado las posibilidades y versatilidad de unos «aviones» que pueden llegar a pesar más de 600 kilos y albergar una capacidad de destrucción relevante. Y todo sin poner en peligro a los soldados propios. Una evolución que ha llegado desde la utilización como juguetes, en labores de vigilancia, de control de los incendios forestales, de investigaciones arqueológicas, o de vigilancia de fronteras, o de distribución, como ya está haciendo Amazon en Estados Unidos... hasta la guerra abierta, como hemos visto no sólo en el ataque al iraní Soleimani, sino también en las selvas de Colombia o los desiertos de Yemen o Arabia, donde una central petrolífera saltó por los aires atacada por drones pagados por... casi ni importa. La tecnología es tan barata, tan accesible que resulta casi imposible ponerle puertas a este campo. Controlar a fabricantes y ejércitos, o terroristas. No es baladí que una división de Alphabet, la matriz de Google, se ha convertido en la primera operadora de drones en recibir la aprobación gubernamental estadounidense para la entrega de productos a consumidores en Virginia. Al igual que puede llevar una compra, puede servir una bomba de retardo en casa de su peor enemigo. O su competidor comercial o industrial. Urge, como en tantas otras cosas, una cierta regulación en una industria que crece sin medida. El viejo aeromodelismo de hace más de treinta años ha dejado paso a un peligro real. Viviremos rodeados por un enjambrede robots voladores que facilitarán nuestra vida. O no. Como en una novela de Julio Verne, las máquinas adoptarán un papel más activo. Bueno o malo. Eso está por ver.