La extraordinaria historia detrás de la primera foto enviada por un móvil

Hay dos ingredientes que los inventores aprecian mucho: el aburrimiento y los encargos de último momento. En ambos se produce algo único: la imaginación debe trabajar a toda máquina.

Esta es la historia de Philippe Kahn. En 1997, cuando nació su cuarta hija, Sophie, el trabajo de parto de su mujer duró más de 18 horas y después de las dos primeras, Sonia, la mujer de Khan, le pidió “amablemente” que se fuera. Aprovechando que había ido a la clínica con su móvil, su ordenador portátil y una cámara digital, Khan continuó trabajando en un proyecto que tenía desde hacia unos meses. Su objetivo era enviar imágenes desde el móvil, del mismo modo que se enviaban mensajes. Esto era imposible por entonces: había que descargar la imagen desde la cámara al portátil mediante un cable, subir la imagen a la red y luego enviarla por correo electrónico.

Para evitar todo esto, durante más de 12 horas, Kahn (a intervalos) escribió un programa de software, soldó cables desde el móvil al portátil y desde allí a la cámara y pocos minutos antes de que naciera su hija, terminó. Así, en el momento que nació Sophie, Kahn tomó una fotografía, pulsó un botón y la imagen llegó al instante a todos sus familiares, amigos y compañeros de trabajo.

Muchos rechazos

A los pocos meses Kahn intentó vender su programa a Motorola, que lo rechazó (estaba concentrada en el proyecto de telefonía satelital Iridium), tampoco le pareció interesante a Nokia y Kahn lo ofreció por último a Sharp, que en el año 2000 lanzó el J-SH04, el primer móvil con cámara del mercado.

Actualmente Kahn tiene más de 230 patentes en áreas como inteligencia artificial, Internet de las Cosas (IoT), detección de movimiento, tecnología portátil, sistemas de posicionamiento global, telecomunicaciones, telemedicina y monitoreo del sueño. Pero seguro la que mejor recuerdos le trae es aquella foto tomada en 1997. Aunque quizás a su mujer no tanto.