Las mejores ciudades del mundo para desintoxicarse del teléfono móvil

Está demostrado: viajar nos vuelve un poquito más felices. De hecho, esa alegría que sentimos al visitar un lugar desconocido cuenta con una característica que la diferencia de cualquier otra: es capaz de mantenerse en el tiempo. Y no sólo eso. La investigación llevada a cabo por el profesor de la Universidad de Cornell (Nueva York) Thomas Gilovich demostró que esta sensación también aumenta con el paso de los días. “Somos la suma total de nuestras experiencias”, aseguró entonces. Eso es así porque todo lo que se percibe al recorrer un destino provoca algún que otro efecto positivo sobre las personas.

De hecho, desde hace un par de años, un porcentaje importante de los turistas mundiales optan por vacaciones que, además de satisfacer sus necesidades deportivas, culinarias o culturales, sean respetuosas con el entorno natural y les permitan desconectar del mundo digital. Es su particular forma de aportar su granito de arena a su conservación y su gestión ambiental. Pues, en definitiva, sin ellos esos destinos irían perdiendo gradualmente la belleza que tanto les representa y el bienestar que tanto producen. Naciones Unidas ya nombró al 2017 como el “Año Internacional del Turismo Sostenible”, pero aún así ésta es una apuesta que debe revalidarse cada 1 de enero.

Los realmente interesados en el ecoturismo buscan en sus viajes una experiencia ecológica completa: probar la cocina local producida de manera orgánica, colaborar en la reducción de la huella de carbono y apoyar a las comunidades autóctonas para reducir el impacto masivo del hombre en el medio ambiente. Pero, sobre todo, encontrar la desvinculación definitiva de la tecnología. España ocupa el cuarto puesto en la clasificación de interés por este tipo de prácticas, según desvela un estudio realizado por Booking. Sus previsiones son esperanzadoras: el 62% de los viajeros pretende alojarse en un establecimiento responsable este año y el 50% consideraría viajar a un destino determinado si en éste se practicasen hábitos sostenibles.

Ponta Delgada | Portugal

Situadas a más de 1.500 kilómetros al oeste de Lisboa, las nueve islas que conforman el archipiélago de Azores son el hogar de una gran variedad de vida silvestre, fauna y flora. Su paisaje natural está casi intacto, ya que solo el 5% de su superficie está construida. Además, su ubicación separada del continente lo protege de la afluencia masiva de turistas y facilita el contacto de sus visitantes con la gente local. El país vecino aún acoge algunos de los parajes naturales mejor conservados de Europa: las islas Graciosa, Flores y Corvo son algunos de los principales, pero sin duda Ponta Delgada resulta la joya de su corona.

Ljubljana | Eslovenia

Eslovenia es uno de los países con mayor historia verde del mundo: mire donde se mire siempre hay postal rodeada por los picos alpinos, los frondosos bosques o el mar Adriático. Tal es así que la mitad de su territorio está compuesto por parques, cascadas y lagos que animan a los visitantes a descender en kayak por el río Soca, a practicar senderismo en los Alpes Julianos o a adentrarte en alguna de las casi 10.000 cuevas de la zona del Karst. Sus más de 22.000 especies de animales y plantas, así como la pureza de su agua sitúan al destino entre los más saludables y naturales del viejo continente.

Santa Fe | Estados Unidos

Si por algo se caracteriza este destino estadounidense es por su autenticidad cultural. Gracias al empeño de sus vecinos y de sus autoridades, se han rehabilitado sus monumentos históricos, preservado sus fiestas indígenas y supervisado de cerca las nuevas construcciones. Por ejemplo, los edificios de más de tres pisos están restringidos para que no bloqueen las vistas a la montaña. Sus imponentes cielos azules, su inmensa edificación, sus elementos naturales y su transfronterizo arte han compactado con tanta facilidad que sin ellos no se entendería igual de bien la ciudad.

Kioto | Japón

Esta ciudad ha conseguido algo que parecía prácticamente imposible: conservar sus rituales frente a la presión turística. A pesar de que la contaminación y el tráfico son dos de los retos a los que aún se enfrentan sus ciudadanos, este punto asiático ha sabido mantener la integridad de su cultura y su arquitectura, representados en sus templos, jardines, productos de artesanía y platos típicos. El medio ambiente prístino y las normas de conservación establecidas por las autoridades han convertido su entorno rural y urbano en uno de los mejor preservados de todo Asia.

El Hierro | España

Sus extensos campos de lava, sus pronunciados acantilados y sus variados fondos marinos hacen de El Hierro una isla con personalidad propia. Y no sólo eso: esta Reserva de la Biosfera es un ejemplo a seguir en el uso de energías renovables. Por ejemplo, su central hidroeólica ha llegado a abastecer durante varios días seguidos a la totalidad de la población únicamente con fuentes limpias. Pero su compromiso con el medio ambiente va mucho más allá: incluye políticas de reducción de residuos y de desarrollo de un sector turístico respetuoso con el entorno.

Península de la Osa | Costa Rica

Es considerada la última frontera salvaje de Costa Rica. Allí donde el bosque tropical y el océano Pacífico se unen, el Gobierno local ha animado a los hoteles a armonizar sus lujosas infraestructuras con el entorno natural, realizando un buen uso de sus recursos, cultivando nuevas especies y respetando la naturaleza. Sin embargo, para mejorar también la vida de los locales, se ha puesto en marcha el proyecto «Caminos de Osa», que ofrece tres rutas a través de la Reserva Forestal Golfo Dulce, lo que reduciría la afluencia de turistas y aumentaría los ingresos de los costarricenses.

Pafos | Chipre

Entre las opciones isleñas, Sicilia, Santorini y Malta se llevan siempre la palma y el turismo, mientras que Chipre es el olvidado del grupo. Y no tiene ningún sentido: cuenta la leyenda que, en una de las playas de Pafos, nació la diosa griega de la belleza, Afrodita. También que, de esa casualidad, la ciudad tomó todo sus esplendor, hasta convertirla hoy en Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Se trata de un destino situado en el sur de la isla y con un marcado carácter multicultural. Su paisaje está considerado como uno de los más bonitos del Mediterráneo.

Huilo Huilo | Chile

Muy cerca de los Andes se levanta una reserva biológica de bosque nativo, de animales libres, de arquitectura única... Huilo Huilo es una auténtica selva patagónica donde se pueden practicar deportes como trekking, kajak, rafting, escalada, pesca... integrando la conservación del medio ambiente y el desarrollo económico de las poblaciones indígenas. También ha sabido combinar el cuidado de cada una de esas comunidades locales con el desarrollo un turismo responsable que ya le ha hecho ganar el galardón internacional al mejor destino sostenible del mundo.

Serengueti | Tanzania

Uno de los espectáculos más excepcionales del continente africano es la migración de millones de ñus a través de la sabana, acompañados de cebras, gacelas y de todos los depredadores que los acechan. La mejor temporada para visitar este Parque Nacional es entre febrero y julio, justo antes de que los miles de herbívoros partan a las riberas del lago Victoria. Sin duda, el país ha priorizado el medio ambiente sobre el turismo descontrolado: aunque este haya crecido considerablemente, el número de hoteles se ha mantenido bajo.

Toscana | Italia

Este paraje es posiblemente el mayor depósito de arte en el mundo: paisajes, ciudades y monumentos se dan la mano con Da Vinci, Miguel Angel o Botticelli. Sin embargo, hay otro tipo de visitante que llega atraído por sus viñedos, sus campos y sus propuestas deportivas. El orgullo que sienten sus habitantes hacia la región es tangible y se nota en el cuidado de sus calles y de sus monumentos. Tal es así que existe una ley de protección de la naturaleza y de la herencia artística que han asegurado que este destino perdure en el tiempo.