Guerra en Ucrania
Qué es la Convención de Armas Químicas, quién vigila su cumplimiento y cómo se destruyen
Tanto Rusia como Ucrania son países firmantes de la Convención de Armas Químicas, pero ambos se han acusado mutuamente de usarlas o de planear hacerlo en la guerra que comenzó el 24 de febrero
El pasado mes de marzo, pocas semanas después del inicio de la invasión, Rusia acusó a Ucrania de estar preparando ataques químicos con ayuda de Occidente, algo que los países aludidos negaron vehementemente. En abril, el batallón Azov del ejército de Ucrania denunció el uso de armas químicas contra los soldados que resisten en la planta siderúrgica Azovstal en Mariúpol, ciudad en su mayor parte controlada por el ejército ruso. Según su testimonio, no hubo víctimas mortales pero algunos combatientes experimentaron síntomas de asfixia y parálisis de las extremidades tras lo que describieron como “una nube blanca”. Ucrania investigó y no llegó a a confirmar la acusación, pero el temor a que el conflicto escale aún más con el uso de armas químicas continúa.
Qué es la CAQ
Teóricamente, ni Rusia ni Ucrania poseen ni pueden usar armas químicas. Ambos países son firmantes de la Convención de Armas Químicas (CAQ), un tratado internacional que entró en vigor en 1997 y suscriben 193 Estados que están obligados a no desarrollar, producir, adquirir, almacenar, transferir o utilizar armas químicas. La CAQ fue el primer acuerdo multilateral de desarme del mundo y nació tras el final de la Guerra Fría con el objetivo de eliminar del mundo la amenaza de una guerra química.
El tratado define un arma química como una sustancia química que se utiliza para causar intencionalmente daños o la muerte por medio de sus propiedades tóxicas, incluyendo en la definición municiones, dispositivos y otros equipos diseñados específicamente para convertir en arma las sustancias químicas tóxicas. Establece tres categorías de armas químicas, las dos primeras en función de las sustancias químicas empleadas y la tercera corresponde a las municiones y dispositivos para este fin no cargados, así como otros equipos.
Quién vigila su cumplimiento
De su cumplimiento se ocupa la OPAQ, Organización para la Prohibición de las Armas Químicas, que asegura haber verificado la destrucción del 99% de los arsenales de armas químicas declarados por los Estados firmantes de la CAQ desde 1997. Los servicios de inspección de este organismo, laureado con el premio Nobel de la Paz en 2013, se encargan de comprobar que las cantidades de agentes químicos declarados son correctas y colaboran en su destrucción. La OPAQ continúa realizando inspecciones periódicas a las industrias químicas de los países firmantes del acuerdo para asegurar su cumplimiento.
Sobre las denuncias realizadas en la guerra de Ucrania, la OPAQ ha asegurado estar monitorizando el estado de las instalaciones industriales químicas relevantes y cualquier amenaza de uso de químicos tóxicos como armas en el país. Desde el comienzo del conflicto, se ha mantenido en contacto tanto con las autoridades rusas como las ucranianas y ha recibido denuncias de ambas partes en relación al uso de armas químicas que ha compartido con el resto de países de la CAQ, pero por ahora no ha confirmado ninguna de ellas.
Cómo se destruyen las armas químicas
De acuerdo con los estipulado en el tratado, cada país puede elegir y aplicar las tecnologías de destrucción que considere adecuadas para destruir las sustancias químicas e inutilizar las municiones y dispositivos que se emplean para su distribución, pero están prohibidas los que tienen un elevado impacto ecológico como el vertido en el mar, el enterramiento y la incineración a cielo abierto.
Así, han desarrollado tecnologías de destrucción para armas químicas unitarias montadas (por ejemplo, proyectiles de artillería, morteros, bombas aéreas, cohetes, ojivas de cohetes o tanques irrigadores), agentes de armas químicas a granel, municiones binarias y municiones de armas químicas recuperadas. Estas tecnologías se dividen en dos grupos: por alta temperatura y por baja temperatura.
En el grupo de tecnologías de destrucción por alta temperatura se encuentran la pirólisis por arco de plasma y las cámaras de incineración y detonación con el correspondiente sistema de tratamiento de gases residuales.
Las tecnologías de destrucción por baja temperatura se dividen entre la neutralización con agentes neutralizantes o una solución de descontaminación como monoetanolamina, RD-4M o NaOH acuoso, y la hidrólisis. Ambas seguidas de tratamientos contra los subproductos derivados (efluentes, masas de reacción o hidrolizado) consistentes en la bituminización (encapsulación), biodegradación u oxidación supercrítica del agua, antes de su eliminación final conforme a lo establecido por la regulación de cada país.
Todas las actividades de destrucción llevadas a cabo por los países firmantes se han realizado bajo la supervisión de la OPAQ. Según la organización, ni Rusia ni Ucrania poseen actualmente armas químicas declaradas de acuerdo con los términos de la CAQ.
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