Urbanismo

La app que está reduciendo la emisión de millones de toneladas de CO2

Originalmente concebida para hacer deportes, actualmente la utilizan más de 100 ayuntamientos del planeta para planificar el transporte.

En Madrid son pocos los que se atreven a desplazarse por el centro en bicicleta. Pese a los puntos de alquiler y los carriles bici, esta costumbre europea no ha calado en España
En Madrid son pocos los que se atreven a desplazarse por el centro en bicicleta. Pese a los puntos de alquiler y los carriles bici, esta costumbre europea no ha calado en Españalarazon

¿Alguna vez te has preguntado cómo saben Google Maps o Waze que hay un atasco? La respuesta llegó de manos del artista berlinés Simon Weckert quien llenó un carrito con 99 teléfonos móviles con GPS engañando al sistema para que pensara que 99 personas estaban en la carretera en un espacio pequeño. Voilà, atasco de tráfico digital. Así trabajan las aplicaciones para recoger datos sobre el tráfico vehicular. Y gracias a esos datos es posible reducir millones de toneladas de CO2.

Strava, una aplicación diseñada inicialmente para ayudar a los corredores y ciclistas a realizar un seguimiento de sus rutas, se está convirtiendo en una valiosa fuente de datos para los responsables de planificación urbana. La app tiene 100 millones de usuarios en 190 países, un 25% más que en 2021. Los usuarios brindan, de forma anónima, información respecto a las rutas, la cantidad de kilómetros, el tiempo empleado, su localización, edad y género. En nuestro país hay más de dos millones de usuarios activos que por año registran 1.200 millones de kilómetros con una duración media de 2 horas por cada trayecto (los fines de semana hay quienes hacen rutas de 4 horas y durante la semana de 20 minutos). En la app se acumulan las frecuencias de cada ruta, las más rápidas, las más lentas, las zonas de atascos, las menos seguras. Los datos incluso pueden revelar las horas del día en que el tráfico alcanza su punto máximo… Toda esta información resulta ser muy valiosa a la hora de planificar los futuros carriles para bicicletas en una ciudad. Uno de los primeros ayuntamientos en utilizarla con este propósito fue Londres, donde casi el 14 % de la población ha utilizado la aplicación de alguna forma.

“A menudo – explica el vicepresidente de marketing de Strava, Tom Knights –, hay grandes picos de lunes a viernes en la hora punta, mientras que los viajes de fin de semana se reparten y son más tranquilos. Los ayuntamientos pueden ver las arterias populares dentro y fuera del centro en un mapa y pueden tomar decisiones sobre medidas como la moderación del tráfico en las horas pico. Lo más importante que la gente nota es que, donde hay carriles para bicicletas protegidos, se pueden ver desviaciones pronunciadas para usar esas rutas. Y a eso hay que sumarle que, donde tiene carriles protegidos, obtiene un equilibrio demográfico más saludable de hombres y mujeres”.

Londres ha utilizado la información de Strava en los últimos cinco años. Luego se sumaron Oregon y Seattle (EEUU), Melbourne, Sidney (ambas en Australia), Copenhagen, Berlín, París, Barcelona… cerca de 100 ciudades en total usan los datos de esta app para mejorar el trafico urbano y estimular el uso de carriles bici.

Solo en el Reino Unido, los datos de Strava han demostrado que los viajes en bici se han disparado en un 162 %. Y esto es una tendencia global: Berlín aumentó un 76%, Nueva York un 34 % y Barcelona un 32 %. París se basó en esta información para aumentar 650 kilómetros de ciclovías y Milán reveló que transformará 35 km para apoyar la infraestructura para ciclistas y peatones.

En España, el Ayuntamiento de Barcelona tiene como objetivo llegar a los 308 kilómetros de carril bici, un incremento del 165 % respecto a 2015 (cuando tenía 116 kilómetros). De esta manera, el 95 % de la población de la ciudad dispondrá, como mínimo, de un carril bici a 300 metros de distancia de su domicilio. Y esto es fundamental porque de acuerdo con un estudio elaborado por el Instituto de Salud Global de Barcelona y publicado en Preventive Medicine, ampliando los carriles bici podríamos salvar hasta 10.000 vidas en Europa.

Por si fuera poco, el uso de las bicicletas puede reducir notablemente las emisiones de CO2. Según un estudio europeo actualmente los viajes en bicicleta permiten el ahorro 11 millones de toneladas en Europa y 14 millones en Estados Unidos. El informe europeo señala que, si Europa tuviera los mismos niveles de uso de bicicleta que Dinamarca tenía en el año 2000, el ahorra en emisiones sería de 120 millones de toneladas, un 10% del objetivo europeo planteado en el Protocolo de Kyoto. ¿Difícil? No tanto ya que hay mucho margen de progreso. Según un informe elaborado por la Organización de Consumidores (OCU) que midió y analizó la calidad de las vías ciclistas en 10 ciudades españoles, Madrid apenas cuenta con 1 km de carril bici protegido por cada 100 km de vía pública, quince veces menos que Bilbao, Sevilla, Valencia o Barcelona.

Comparar las ciudades españolas con las de los Países Bajos o Dinamarca, ambos con una tradición de ciclismo urbano muy alta, sería injusto. Pero si las comparamos con la sueca Malmo (más de 500 km de sendas protegidas para ciclistas en una zona con inviernos muy crudos), Burdeos (330 km) o Helsinki (más de 200 km con idénticos inviernos que el ejemplo sueco), vemos que España tiene muchas posibilidades de incrementar los kilómetros de carriles para bicicletas. El resultado es visible y la información para planificarlo está disponible.